Introducción

AutorAlberto R. Dalla Via
Páginas12-15

Mesa de votación, elecciones municipales de noviembre de 1909.

(Fotografía en Documento Pdf)

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Con acierto se ha señalado que la historia política argentina es el resultado de transacciones y acuerdos entre tendencias en pugna. Así lo explicaba el recordado profesor Alberto Antonio Spota en sus memorables clases, al señalar que ésta es una particularidad que se constataba desde los comienzos mismos de la emancipación, y aún antes, ya que durante las invasiones inglesas se registraron enfrentamientos entre los grupos "linieristas" y "alzaguistas".

La mayoría de los historiadores son coincidentes en ese punto de vista al efectuar sus análisis, como lo testimonia el título de un libro de Félix Luna al referirse a los "conflictos y armonías en la historia argentina"; tal ha sido el devenir del debate en las ideas políticas, caracterizándose por profundos enfrentamientos entre las distintas posiciones, que más bien constituyeron verdaderos antagonismos no pocas veces dirimidos a través de intrigas, asesinatos y mucha sangre vertida en los campos de batalla.

En esa línea de rivalidades se registran en nuestra historia las antinomias entre "morenistas" y "saavedristas"; "unitarios" y "federales"; "autonomistas" y "unionistas"; "conservadores" y "radicales"; "nacionalistas" y liberales"; "católicos" y "laicos"; "peronistas" y "antiperonistas"; "azules" y "colorados", "civiles" y "militares"; "comunistas" y "anticomunistas"; "legalistas" y "golpistas", etcétera, etcétera.

Ha llegado a sostenerse que las discrepancias fueron en muchos momentos tan fuertes que la lucha se definió por el intento de excluir al contrario, aun cuando en ello estuviera en juego la propia vitalidad del sistema político, o el mantenimiento del orden público; de allí también que el prefijo "anti" cobraría protagonismo, no por definición sustancial de una idea determinada, sino, por el contrario, por ser opuesto o contrario de alguien.

De ese modo, se podía ser "antiliberal", "antirradical", "antiperonista", o "anticomunista", no por sostener un determinado ideario sino por desear la derrota del oponente por cualquier medio, que según los casos podría ser el golpe de estado o -incluso- la eliminación física del adversario. El lema de los federales rosistas "Federación o muerte" o "mueran los salvajes unitarios" es una clara muestra de ese nivel de intolerancia política. Page 14

Pero no ha sido menos violenta la fidelidad o la adscripción a un determinado ideal, ya que...

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