Las enseñanzas de un maestro de vida y del derecho

AutorIsmael Mata
Páginas41-47

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Hace pocos días se cumplieron treinta años de la desaparición física del maestro Bartolomé Fiorini, pero a pesar del tiempo transcurrido su intensa presencia se mantiene en los libros y artículos que escribió, en el corazón de sus discípulos y amigos y en las instituciones a las que dedicó su inteligencia, trabajo esforzado y hombría de bien.

Y esa presencia no es sólo el recuerdo movido por el afecto, sino la fuerza de un modelo de conducta que hoy nos ilumina y sostiene en una sociedad y un tiempo marcados sombríamente por una crisis moral e institucional que parece no tener fin ni remedio.

En la docencia Fiorini nunca impuso su opinión ni la lectura de sus propias obras, su acción estaba dirigida a servir de estímulo al pensamiento y la creatividad de sus alumnos y de esa actitud quienes fuimos sus colaboradores y discípulos, siempre recordamos que cuando fue Director del Instituto de Derecho Administrativo de la Facultad de Buenos Aires, hizo colocar un cartel en la sala de reuniones con un claro compromiso que expresaba: "El alumno tiene amplia libertad para exponer, no pudiendo exigírsele sumisión a ningún texto, autor u opinión de la cátedra".

Por la originalidad de su pensamiento, no fue un expositor del Derecho Administrativo, ya que no se limitó a inventariar y ordenar opiniones ajenas, sino que construyó la disciplina con una visión propia, expuesta a veces con reciedumbre de polemista.

Tampoco era una figura de gabinete o de laboratorio, sino un militante lúcido y comprometido que en forma permanente daba testimonio cívico. En 1966, al referirse a los llamados "actos institucionales" producidos en ocasión del golpe de estado, escribió: "Al hablar de la legitimidad del poder político, no es necesario escudriñar su contenido y significación en eruditos trabajos universitarios, pues lo comprenderemos mejor a través Page 42 de los trozos sangrientos y desordenados de nuestra historia patria. El sustento racional de la teoría de la legitimidad del poder se enhebra con el contenido esencial de la representatividad, y toda nuestra historia desde los días de mayo ha sido una búsqueda agudizada para resolver el problema de la legitimidad del poder central fundado en una representación auténtica que asegurara la unidad nacional. La legitimidad del poder central y la unidad nacional son los dos grandes motivos que han impulsado nuestra dramática historia".

Más adelante señalaba que: "Las luchas enconadas, las divisiones más exteriores que en contenido, los alzamientos locales, el odio político, todo esto no disminuía la pasión confusa, escondida o esclarecida por la unidad nacional y por la legitimidad del poder, que movían a cada protagonista que aparecía como figura representativa, y que se proyectaba en la pasión colectiva de las multitudes. No son solamente actores protagónicos de la historia las figuras actuantes en primera fila, también lo son los estados de conciencia de una colectividad a pesar de no aparecer en la escena, pues integran el drama y están presentes en los acontecimientos".

Desde esa perspectiva, resulta claro que el análisis de las instituciones públicas tuviera en Fiorini un marcado sello nacional y local, partiendo de nuestra realidad histórica y sin forzar la labor jurídica para adaptarla a los modelos extranjeros, por más prestigiosos que éstos...

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