Ética, administración pública y corrupción

AutorCarlos Botassi
Cargo del AutorDoctor en Ciencias Jurídicas y Sociales (UNLP). Profesor de grado y postgrado en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata
Páginas61-87
BOTASSI
ÉTICA, ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
Y CORRUPCIÓN
Carlos Botassi 1
I. Introducción
Existe consenso en denir a la ética como aquella par te de la
losofía que se ocupa de analizar los de beres morales de l hombre a
n de que su cond ucta se oriente a la búsqueda de su perfección. Lo
ético es lo relativo a la moral o a la costumbre moral 2. En e sta línea,
la ética en la actividad administrativa del Estado puede conceptua-
lizarse como el conjunto de reglas morales que imponen una deter-
minada conducta al funcionario empeñado en lograr el mayor grado
posible de bienestar general. La falta de ética hace que las autori-
dades persigan su enriquecimiento personal dejando en un segundo
plano la atención de sus de beres.
El agelo no es nuevo. En una carta dirigida a Tomás Guido,
fechada en París el 1 de febr ero de 1834, San Mar tín advierte que una
de las causas de nuestros males son “los hombres inquietos y vicio-
sos, porque el lujo excesivo multiplicando las necesidades se procura
satisfacer sin reparar en medios: ahí es donde un gran número no
quieren vivir sino a costa del Estado y no trabajar” 3.
1 Doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales (UNLP). Profesor de grado y postgrado en la Facultad de
Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata. Ex Decano de dicha facultad.
2 La palabra ética proviene tanto del griego (èthikós) como del latín (ethicus), Gómez de Silva,
Guido: Breve diccionario etimológico de la lengua española, México DF, Fondo de Cultura Económica,
1995, pág. 284.
3 O’Donnell, Pacho: El águila guerrera, Buenos Aires, Sudamericana, 1998, pág. 170.
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A su turno, se han ensayado numerosas deniciones de “corrup-
ción”. Por nuestra parte, adherimos a la propuesta por Nino, debido
a que incluye tanto la conducta ilegítima de los funcionarios estata-
les como el proceder espurio del sector privado. Para este autor la
corrupción calica “a quien ejerce una cierta función social que implica
determinadas obligaciones activas o pasivas destinadas a satisfacer
ciertos nes y no cumple con aquellas obligacione s o no las cum-
ple en forma de satisfacer esos nes, de modo d e obtener un cier to
benecio para él o para un tercero, así como también la conducta del
tercero que lo induce o se benecia con tal incumplimiento” 4.
Resulta obvio que detentar el poder sin un sentido ético consti-
tuye un propicio caldo de cultivo para la corrupción. “La corrupción
acompaña al poder como la sombra al cuerpo. La corrupción pública
empieza cuando el poder que ha sido entregado por el Estado a una
persona a título de administrador público – o sea para gestionarlo de
acuerdo con los intereses generales – no es utilizado correctamente
sino que el gestor, defraudando la conanza de sus mandantes, des-
vía su ejercicio para obtener un enriquecimiento personal. El poder
no corrompe neces ariamente, pero es una tentación constante a la
que no todos saben resistir” 5 y, por el contrario, son muchos los que
a ella sucumben 6. La ilicitud se ha enseñoreado, incluso, dentro de
las máximas organizaciones internacionales. Mientras en nuestro país
se sanci onaba la ley 26.097 (promulgad a el 6 de junio d e 2006) rat i-
cando la Convención de Nac iones Unidas contra la Corrupción de l 29
de septiembre de 2003, en Europa causaba conmoción la aparición
de un libro ventilando los numerosos fraudes de scubiertos dentro de
la propia Organización de Naciones Unidas 7.
4 Nino, Carlos S.: Un país al margen de la ley, Buenos Aires, Emecé, 1995, pág. 112.
5 Nieto, Alejandro: Corrupción en la España democrática, Barcelona, Ariel, 1997, pág. 7. Nieto
transcribe un poema del siglo XIV que relata las exacciones ilegales y actos de corrupción a los que
fue sometido el autor para poder cobrar una deuda de la Corona, y expresa: “¿Cabe actualidad más
rabiosa? Quien reclama lo suyo ha de padecer extorsiones continuas y regar dinero a intermediarios,
comisionistas y administradores” (pág. 9).
6 Demostrando el carácter universal del agelo, también afrontaron acusaciones de corrupción
Margaret Tatcher, Silvio Berlusconi, el ex Canciller Kohl, Jacques Chirac, Bill Clinton, la hija menor del
Rey de España y un largo etcétera. Según Transparencia Internacional, sobre 160 países examinados
casi el 50% presentan graves problemas de corrupción, la que se considera una causa provocadora de
pobreza y crisis sociales de muy variada índole.
7 Frattini, Eric: ONU. Historia de la corrupción, Madrid, Espasa Calpe, 2005. En sus 340 páginas,
esta obra escrita por un periodista peruano que investigó durante años las nanzas de las Naciones
Unidas, las actividades de sus diplomáticos, los gastos de sus fuerzas de paz y el uso de los fondos
para misiones humanitarias, deja al descubierto el enriquecimiento de cientos de sus funcionarios. El
diario español El Mundo, en su edición del 22 de enero de 2006, recogiendo una noticia aparecida en

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