Hipo-suficiencia y voluntad del trabajador
Autor | Rodolfo E. Capón Filas |
Páginas | 863-929 |
Tratado de Derecho del Trabajo
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Capítulo XI
Hipo-suciencia y voluntad del trabajador
“Entre el querer comprender demasia-
do, y demasiado deprisa, de los que tienen
explicaciones para todo y la negativa a
comprender de los sacralizadores a cual-
quier precio, nos ha parecido que el único
camino practicable es el de detenerse sobre
esa divergencia. A esta dicultad se añade
otra, que afecta en particular a quien está
habituado a ocuparse de textos literarios
o losócos. Muchos testimonios, tanto de
los verdugos como de las víctimas, proceden
de hombres comunes, y gente “oscura” era
obviamente la gran mayoría de los que se
encontraban en los campos. Una de las lec-
ciones de Auschwitz es, precisamente, que
entender la mente de un hombre común es
innitamente más arduo que comprender
la mente de Spinoza o de Dante (también
en este sentido debe ser comprendida la
armación de Hannah Arendt, a menudo
tan mal interpretada, sobre la banalidad
del mal)”.
Giorgio agamBen, Lo que queda de Aus-
chwitz, Homo Sacer III, Pre-Textos, Valen-
cia, 2000, pág. 2
“Por el apuro y la celeridad, tal vez obse-
sionados por el temor al atraso o al escra-
che por ese tema, ciertos jueces no explican
demasiado (o no explican en absoluto) las
razones de su decisión. Al contrario, por
el principio básico en toda Democracia, de
la publicidad y transparencia de los actos
de gobierno (C.N. art. 1), siempre se de-
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ben basar y explicar las decisiones aunque
esto signicare resolver menor número de
causas en el mismo tiempo. El atraso es un
tema serio, sin duda, que deberá resolverse
no con sentencias decientemente fundadas
o in-fundadas, sino con mayor número de
jueces o con la reforma de los códigos proce-
sales que amplíen los plazos para resolver,
adecuando la salida del sistema a las en-
tradas. Los acontecimientos de lucha y de
muerte, ocurridos en el país en diciembre
2001, datos tanáticos, como ‘horizonte de
sentido’ (Emmanuel Lévinas, ‘La conciencia
no intencional’, en Entre nosotros. Ensayos
para pensar en otro, edit. Pre-Textos, Va-
lencia, 20010, pág. 251), marcan a fuego al
Poder Judicial para que, en un examen de
conciencia y auto-crítica profunda, abando-
nando el autismo cómodo, comprenda que
tras los expedientes y ocultos bajo fórmulas
casi esotéricas, más allá de los despachos,
viven y actúan varones y mujeres a quienes
debe servir. Tales personas, más temprano
que tarde, tal vez mediante medios alter-
nativos (cacelorazos, escraches) le pedirán
cuenta de sus actos, como apercibe el ju-
ramento oportunamente prestado (‘….la
Patria me lo demande’). Ese clima enmarca
toda decisión judicial mostrando la respon-
sabilidad del decisor respecto de la satisfac-
ción y del dolor de quienes serán alcanza-
dos por la misma. Por ello, debe alejar del
corazón y de la mente toda sensación caín-
esca (de des-interés por la suerte de los her-
manos comprometidos en la misma) ya que
‘la relación de un pasado al margen de todo
presente está incluida en el acontecimiento,
extraordinario y cotidiano, de mi responsa-
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bilidad por las faltas o las desdichas de los
otros’ (Emmanuel Lévinas, De otro modo
que ser, o más allá de la esencia, Sígueme,
Salamanca, 1995, pág. 54). Siendo así, en la
construcción diaria de la Democracia como
espacio de justicia y libertad, sin refugiarse
en eufemismos leguleyos o en dictámenes
scales in-necesarios a los que adherirse
sin esfuerzo propio, cada uno debe aportar
su granito de esfuerzo y su cuota de trabajo
personal para lograr el resultado con el me-
nor dolor ajeno posible, mediante repartos
de potencia e im-potencia cada vez mejores
(Werner Goldschmit dixit) o menos im-
perfectos (‘Quod in bonum nequis vertere,
efcias saltem ut sit quam minime malum’,
Tomás Moro, Utopía)”.
CNAT, Sala VI, “Ferreyra, Gimena
Soledad c/Distribuidora de Confecciones
Johnson’s Ltda. s/despido”, 27.06.2002.
“La promoción del trabajo decente para
todos los trabajadores, mujeres y hombres,
con independencia de dónde trabajen, re-
quiere una estrategia general: hacer reali-
dad los principios y derechos fundamenta-
les en el trabajo, crear mayores y mejores
oportunidades de empleo e ingresos, am-
pliar la protección social y fomentar el diá-
logo social. Estas dimensiones del trabajo
decente se refuerzan entre sí y constituyen
una estrategia integrada de lucha contra la
pobreza. La dicultad de reducir los décit
de trabajo decente es mucho mayor cuan-
do el trabajo realizado está al margen del
ámbito o campo de aplicación de los marcos
jurídicos e institucionales. Hoy día, son
muchas las personas que trabajan en la
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