Derechos de la ciudad

AutorRoberto Dromi
Páginas301-318

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1. Hbitat

Un hábitat urbano saludable es aquel cuyas condiciones, ambientales, económicas, sociales, políticas, culturales posibilitan al hombre de la Ciudad su desarrollo individual y su interacción social1.

El vecino en su hábitat debe poder satisfacer sus necesidades, sus demandas, y las respuestas a las mismas, son las que determinan la calidad de vida de la Ciudad. La calidad de vida, entonces, es el grado en que una sociedad posibilita la satisfacción de sus necesidades múltiples y complejas2.

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El ciudadano sobrelleva mal la obligación de vivir constantemente en la ciudad. ya no se vive en la Ciudad, se la soporta en espera de los días de evasión. de ahí la necesidad de organizar la casa, el hábitat y de lograr niveles dignos de calidad de vida3.

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Nuestro tiempo es testigo de un deteriorado estilo de vida urbana, manifestado, lamentablemente, en la violencia, la marginación, la desocupación, la discriminación, la limpieza étnica, la inseguridad, la eclosión de los servicios, la desorganización urbana, la delincuencia, las perturbaciones mentales y morales. Los problemas colectivos se presentan a diario: mala, insuficiente e incluso ausencia de prestación de algún servicio público, determinados problemas ambientales, relacionados en general con asentamientos industriales, falta de cuidado de los espacios públicos, etc.

Generalmente podemos apreciar que en los ámbitos territoriales, tanto del centro neurálgico como de la periferia urbana, existe una propensión al desorden, al ruido, a la indiferencia, al abandono, al daño4.

Esta alteración en el hábitat ciudadano, genera serios obstáculos para los proyectos de desarrollo. Sin lugar a dudas, imperando enPage 304 ese ámbito las condiciones propicias para desarrollar mayores crecimientos y receptar los nuevos usos, las nuevas técnicas, los nuevos adelantos, es necesario promover en ellos la capacidad de potenciar la calidad del entorno con un mejoramiento en la infraestructura tanto del sistema de comunicaciones, equipamientos industriales, servicios, como en la conservación del suelo y medio ambiente. por lo tanto, es preciso instrumentar una estructura de concertación adecuada y estable. de lo que se trata es de hacer los códigos para la ciudad que necesitamos, en los que prime una relación directa entre el hombre y su hábitat. Es decir, una estrecha comunión entre el ciudadano y la naturaleza que lo circunda, la industria, la producción, el esparcimiento, los servicios. perdido entre un mundo de hormigón, entre laberintos de automóviles y aglomeraciones, el hombre deja de sentirse un habitante, partícipe de la posesión de su Ciudad y responsable de su conservación.

Todos los habitantes tienen el derecho de gozar y disfrutar las bonanzas de un ambiente sano, equilibrado y apto, pero también ellos deben preservarlo con comportamientos concurrentes. La obligación de preservar el ambiente se refiere en un sentido amplio, pues comprende tanto el patrimonio "natural como cultural"5. para que la preservación del ambiente no sea una fórmula meramente declarativa, la Constitución se anticipa y "constitucionaliza el llamado daño ambiental y las obligaciones consecuentes"6. un claro ejemplo de estos días es el "conflicto de las papeleras" que quedará en la historia no sólo como un conflicto entre dos países vecinos miembros del Mercosur, Argentina-Uruguay, que llegó hasta el tribunal internacional de La Haya, sino también como evidencia de participación ciudadana "local" en temas ambientales.

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La instalación de fábricas productoras de celulosa sobre las costas del río uruguay en la localidad uruguaya de Fray Bentos "despertó" a los vecinos del otro lado de la orilla, preocupados por defender sus derechos a la salud, al ambiente y al futuro.

Así las cosas, los habitantes (algunos reunidos en asambleas tales como la Asamblea Ambiental de Gualeguaychú, y la Asamblea de Colón) han procedido a manifestarse ya no tan sólo con marchas sino con cortes de ruta7, exigiendo ser protegidos en sus derechos.

Este emblemático caso otorga clara certeza de que el ciudadano de hoy no descansa en sus gobernantes sino comienza a preocuparse y ocuparse por su "lugar", y sus "derechos" para lograr su desarrollo.

Creemos que no debemos dejar de reconocer que el hábitat urbano lo construye y lo destruye el propio hombre. no es nadie más que él el responsable de su espacio urbano.

2. Administracin local

Sabido es que el proceso de centralización política, administrativa, económica que se ha venido operando en nuestro país, refleja en una doble vertiente que excede el marco institucional provocando la pérdida de competencias y atribuciones, que en su origen eran ejercidas por el Municipio.

Frente a esta situación de despojo de competencias y funciones, la Constitución de la nación Argentina vino, en 1991, a restablecer la autonomía que otrora tenía el Municipio.

Se produce, entonces, un proceso de reconocimiento a la autonomía municipal, que comenzó por las Constituciones provinciales8.

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Puede afirmarse que desde el punto de vista político, los municipios argentinos comienzan a crecer institucionalmente, aunque desde el punto de vista financiero afrontan actualmente, muchos de ellos, una grave crisis en sus haciendas.

El agobio financiero proviene de la concentración de la administración tributaria, que los ha transformado en las cenicientas del sistema público, colocándolos al borde de la quiebra o de la cesación de pagos. Las erogaciones fastuosas, los retrasos en los pagos, la falta de liquidez, la imprevisión presupuestaria, el alto número de empleados municipales, llevan a convertir al régimen municipal en una parte residual del Estado. por ello, es hora de reasumir la bandera de una mayor y eficiente autonomía municipal por cuanto el mapa político territorial ya delinea un verdadero renacimiento del "pouvoir municipal", como respuesta idónea para el control político y la eficacia de gestión, que se ven frustrados por los desmedidos recortes a las haciendas locales.

El presupuesto vuelve a ser, en este nivel, la herramienta más eficiente de planificación, inversión pública y control de gestión; por ello la importancia de la sanidad presupuestaria también en el orden municipal9.

Desde otro enfoque, si el Municipio constituye el ámbito de la democracia más cercano al ciudadano, todas sus autoridades, consejos, juntas o comisiones vecinales deben ser elegidos directamente por sufragio popular. propiciamos la definitiva instalación de la justicia municipal de faltas, salvaguardando la instancia ulterior de revisión judicial. Es, sin lugar a dudas en el ámbito local donde se percibe con mayor peso la calidad de la democracia10.

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3. Regulaciones y relaciones locales

En la Ciudad se refleja la vida vecinal. En ella se da la vida cotidiana y por eso capta las inquietudes y exigencias que producen las relaciones sociales. Ella es, además de escenario, protagonista del cambio de mentalidad cívica y de la elevación del nivel y calidad de vida de todos lo que viven en ella.

La Ciudad, a través de su organización, el Municipio, debe ofrecer un "programa de vida", un plan de convivencia para ser y crecer en sanidad, seguridad, moralidad, cultura, educación, protección, ornato, conservación, calidad de servicios, espacios verdes.

Del desarrollo de la vida local dependen el espacio social, la protección y el consumo, la creación y la recreación, la preservación del ambiente, los tesoros culturales e históricos, la distracción, el entretenimiento, el turismo y, además, los propios de "la vida serena", ocio, culto y el trabajo del espíritu11.

El gerenciamiento local deberá fijarse como objetivo estratégico establecer cuáles son los problemas que preocupan a sus vecinos y a partir de allí elaborar y ejecutar las acciones necesarias para brindar al habitante de la Ciudad una calidad de vida urbana óptima.

Las regulaciones y relaciones para la convivencia vecinal deben apuntar a la integración, subsidiariedad, prestación, participación, fiscalización, protección y comunicación de la vida en la Ciudad.

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Estas metas componen un cúmulo de acciones que el Municipio debe gerenciar, dentro del marco de los poderes que tiene12.

La necesidad de nuevos vínculos vecinales llevan a la integración no tan sólo del Municipio con movimientos ciudadanos, sino también a la cooperación a nivel estatal municipal a través de mancomunidades, consorcios municipales, convenios con empresas privadas, colaboración intermunicipal.

La Ciudad debe darse sus propias instituciones de gobierno y administración. Justamente, tratándose de la administración, la ciudad debe asumir como un cometido fundamental de su autonomía y de la ontología de su finalidad, la prestación de los servicios públicos en la instancia local. La Ciudad como asociación primaria de relacionamiento vital del hombre, debe hacerse cargo de la satisfacción de las necesidades colectivas prioritarias y esenciales que no pueden autosatisfacerse o son incompatibles de satisfacción individual y que necesitan de una medida a escala de organización común, para lograr con eficacia la plenitud del cumplimiento de los requerimientos colectivos de la convivencia.

Educación, salud, seguridad, higiene, esparcimiento, alumbrado, deporte, cultura, saneamiento ambiental, transporte y otras actividades conexas de interés público, forman el conjunto de servicios públicos que la Ciudad debe brindar a sus ciudadanos.

La Ciudad debe enfrentar el reto de la organización, de la planificación, de la globalización, de la información, de la comunicación, del acceso social, de la competitividad, de los servicios en red y de la calidad de gestión o del buen gobierno como...

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