La vida moral

AutorEduardo Morón Alcain
Cargo del AutorAbogado y doctor en Derecho y Ciencias Sociales
Páginas189-221

Page 189

La felicidad, lo más deseable de todo [...] se lograría si se comprendiera la función del hombre

Aristóteles259

Fracaso de tres siglos de la filosofía moral

Alasdair Macintyre 260

En este capítulo consideraremos la moral teniendo presente, mejor dicho, en base a lo tratado anteriormente en el largo recorrido hecho en los capítulos anteriores. Si hay algo que ha estado presente en todas las culturas, sociedades y en todos los hombres, es el cuestionamiento sobre si las acciones, las conductas y las mismas vidas han tenido o no una justificación moral, es decir, si se ha obrado bien o mal, o en una concepción deontológica si se ha cumplido o no con el deber o si se ha de dar o no un reconocimiento público o privado y, en consecuencia, premio o castigo, a la o a las personas que han actuado en un grupo humano. En este último caso, en que entra lo social, han podido emitirse juicios que reunían o confundían lo moral y lo jurídico y hasta lo religioso, como se ha dado en las sociedades más primitivas, pero lo que nos interesa ahora es poner en consideración exclusivamente lo moral.

La vida de cada ser humano se integra permanentemente con actos humanos y también con acciones de los cuales él no tiene dominio, pero de ninguna manera esos actos son su vida íntegra; con el correr de los años se forman hábitos psicológicos y otros de carácter espirituales y, dentro de Page 190 ellos, algunos que son positivos - las virtudes- y otros, negativos - los vicios- . Por último, esa vida, sépalo o no el sujeto, lo quiera o no, tiene un sentido, una dirección, en otras palabras, una finalidad individual para él y en función de las personas con las cuales integra familias, grupos sociales y las sociedades mayores.

Sin dejar de lado en absoluto el tema del deber o deontológico, sin poder prescindir tampoco de la importancia de la normatividad, adoptamos principalmente una concepción teleológica dirigida hacia los bienes y el bien.

Consideraremos primero sobre el bien en general y ensayaremos algunas de sus clasificaciones, sobre las cuales se harán algunas consideraciones, para entrar posteriormente al tema más circunscripto del bien moral.

A El bien. los bienes. Lo bueno

Lo primero que aclararemos es qué es el bien y sus formas de presentarse, antes de considerarlo sobre su formalidad de moral.

Hablar de bien, de bueno, de bondad, nos introduce en el pensamiento y en el habla sobre lo afirmativo, lo positivo, y que, puesto en vinculación con nosotros, nos produce, o satisfacción, o placer, o utilidad, o perfección, cualesquiera fuesen las maneras en que interpretemos estos sentimientos o estados personales o esas gratificaciones. Es muy antiguo y de gran importancia en la historia del pensamiento lo que se ha tratado sobre el bien.

Prescindiendo de los autores presocráticos, se impone hablar en primer lugar de PLATÓN por la importancia capital del autor y de su elevada concepción filosófica en los temas que ha considerado. No repetiremos lo que ya hemos leído sobre su idea del Bien que está más allá de la esencia o del ser y que da vida, luz, inteligibilidad en el Mundo de las Ideas de las que nuestro mundo sensible es sólo participación, y "que es la causa de todo lo recto y lo bello que hay en las cosas".

Su discípulo, ARISTÓTELES, es precisamente en la crítica a esa concepción platónica sobre el bien cuando asienta su famosa afirmación sobre la preeminencia de la verdad, y dice que le resulta difícil esta investigación por cuanto es amigo de PLATÓN, quien lo ha introducido en la filosofía, pero "que es mejor salvar la verdad, sacrificar incluso lo que nos es propio sobre todo, siendo filósofos", pues, siendo ambas cosas queridas - la amistad y la verdad-, "es justo preferir la verdad", y es que párrafos anteriores ha cuestionado la idea del Bien de su maestro. Él escribe: "además, como el bien se dice de tantos modos como el ser, pues se dice en la categoría de sustancia Page 191 como Dios y el entendimiento, y en la de cualidad, las virtudes, y en la de cantidad, la justa medida, y en la de relación, lo útil, y en la de tiempo, la oportunidad, y en la de lugar, la residencia, etcétera, es claro que no habrá ninguna noción universal y una, porque no se predicaría en ninguna categoría sino sólo en una"261, como vemos y nos lo enseña el filósofo creador del Liceo, el bien o lo bueno acompaña necesariamente al ser en las distintas categorías que si son lógicas también los son ontológicas. Es este ser en cuanto es objeto del deseo, del apetito, de la búsqueda de la mejor realización, de la perfección que buscan todos los seres, y en todas sus formas. En la categoría de relación, por ejemplo, él pone lo útil pero podemos añadirlo a las relaciones humanas buenas; en la de tiempo desde un punto de vista no meteorológico el bien es lo oportuno (kairós), es decir, ni antes ni después. Por supuesto, bueno en el sentido de agregarse a la sustancia, es cualidad, pero esto no agota su idea, porque en cuanto a su naturaleza, se inhiere y hace un todo con la sustancia, pero un todo discernible, intelectualmente separable y, si se quiere, puede considerárselo como metafísico en cuanto en la sustancia es la perfección teleológica de la forma sustancial de un ser. En otras palabras, el bien como el ser no se predica unívocamente sino en forma analógica.

Ya hemos identificado al ser con el bien, y en un autor leemos que el bien "es exactamente paralelo a la verdad, y que para no ser hipotético debe convenir con la realidad, el bien no debe ser simplemente una esencia, sino una existencia. Es, por tanto, perfectamente equivalente al ser; el ser se convierte en el bien en cuanto ya no es más objeto del conocimiento teórico, sino de la apreciación moral y que como tal, se ofrece como ideal a la voluntad", y como se constituye con la estructura del ser, es racional.262

Para conocerlos mejor (a los bienes) se los ha dividido o clasificado como placenteros, útiles y honestos; también se los ha visto como bienes objetivos o como bienes de los sujetos, es decir que están fuera del sujeto, y los bienes del sujeto, aquellos que a él pertenecen o que pueden y a él deben pertenecer en su propio ser. Pensamos que, en definitiva, si es el hombre el que hace la clasificación, los bienes objetivos, a él están referidos, y por eso mismo pueden ser considerados todos ellos como bienes de cualquier clase que fuesen para el sujeto. Pero debemos tener en cuenta que, cualquiera sea la forma en que lo consideremos, el bien está inviscerado en el ser263. Page 192

1. Bienes objetivos

Como simple enunciación, pues no necesitemos de largas explicaciones, decimos que los primeros bienes objetivos son: la Verdad, el Bien, la Belleza, la Justicia en cuanto el hombre vive en sociedad y tiene relaciones continuas con las demás personas entre sí o en relación con las cosas - y en esta misma vida comunitaria, la seguridad- y la Paz, con todo lo que estos bienes y valores significan para el enriquecimiento y perfección del individuo en sí mismo y para la sociedad.

Los bienes materiales necesarios para la subsistencia corporal y para una mínima calidad de vida humana actual: los alimentos, el agua, el aire mismo, la ropa que nos cubre, el lugar y la vivienda en que se habita, y muchos otros que en la vida social, la técnica y las exigencias de la vida moderna nos los han hecho indispensables, por lo que podríamos incluir el tiempo libre, u ocio fecundo, siendo, según las circunstancias, algunos más necesarios y urgentes que otros.

Debemos considerar aquí la permanencia de la especie humana, para lo cual la reproducción o generación resulta para la especie humana y todo lo que las sociedades han de poner en la protección y favor de esos nuevos seres humanos que llegan al mundo para prolongarla y por el valor propio de cada persona.

Al referirnos a los bienes que son y nos dan una vida realmente humana, hemos señalado que esos bienes de los que podemos disfrutar nos son dados por los frutos, productos y servicios otorgados por la naturaleza y también por la sociedad. Para conseguir aquellos bienes se ha contado con la azada, la pala, el arado, el telar, y actualmente con la técnica que, unida a la ciencia (tecnología), ha potenciado estos bienes hasta hacerlos como enormes o pequeñas y precisas máquinas, por ejemplo, el simple y antiguo telar se ha transformado en las grandes fábricas de industrias textiles. Además, en la actualidad, en un mundo de multitudinaria y globalizada vida, ya sea en las ciudades pequeñas, o en las grandes urbes, casi todos esos bienes materiales y vitales nos llegan por medio de organizaciones de servicios, todos ellos brindados por la sociedad moderna. Es fundamentalmente en ella en donde se atienden a todas esas necesidades de alimentación, de vestimenta, de protección y hasta de distracción para la realización de la vida humana en lo que tiene de corporal y psíquicamente necesaria. Así se dan las construcciones, los centros de distribución de alimentos, los medios de comunicación, de transporte y toda otra forma que tienen como única finalidad servir para la vida de las personas. Son los bienes útiles cuya síntesis y medio necesario podríamos señalarlo en el dinero, pues como decía HERÁCLITO: "Todas las cosas se truecan por el fuego, y el fuego a su Page 193 vez por todas las cosas, como las mercancías por el oro y el oro por las mercancías".264 Lo que no quiere decir, por supuesto, que el dinero o el oro, como...

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