La acción humana
Autor | Eduardo Morón Alcain |
Cargo del Autor | Abogado y doctor en Derecho y Ciencias Sociales |
Páginas | 175-187 |
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Ingresamos a este tema conociendo, como ya lo había hecho presente el DE AQUINO, que lo mismo que el propio hombre, el acto humano es complejo, pero también es cierto que este tema de estudio ha tenido un desarrollo muy amplio en el pensamiento actual. Se ha tratado y trata con agudeza de penetración con un análisis sutil en su estructura y partes que la componen, como así en sus manifestaciones externas y físicas con sus condiciones singulares, sobre todo las temporales, para determinar sus consecuencias para las imputabilidades y responsabilidades propias de los sujetos que las realizan en los órdenes moral y jurídico. En definitiva, lo que se quiere es comprender intelectualmente la acción humana por la importancia esencial que ella tiene en la vida de los hombres en general, en la sociedad y en la vida personal de cada uno.
Si entendemos como acción todo hecho producido que cambia una situación precedente por una nueva, las acciones como tales se dan en todo el universo. Bien podemos decir por la acción del fuego, o de la gravedad, o de cualquier otro hecho, o por la acción de la ley de la naturaleza se han producido estos hechos o nuevas situaciones.
En cuanto al término "acto" (actus), BROCK, refiriéndose a la significación analógica que tiene el mismo, manifiesta: "El uso que adscribe a este término difícilmente podría estar más lejos de la estrecha acepción de -'acto-' defendida por D-'Arcy (que lo identifica con actus hominis). Tal como el Aquinate lo usa: a) actus no significa en modo alguno sólo actos de sujetos personales, pues b) se extiende el término a toda forma de actividad en general, pero c) ni siquiera está restringido a la actividad en general; todavía más que eso, la palabra viene a significar filosóficamente forma sustancial, que con relación a la potencia o materia es un principio constitutivo de cualquier ente material sea inorgánico, vivo, sensible o racional, d) acto también es llamada la existencia o acto de ser con relación a la esencia, ya Page 176 que juntas forman la realidad de todo ente, podemos decir entonces que cualquier tipo de característica positiva, cualquier perfección o plenitud puede ser designada por actus", y luego se añade que el propio Tomás DE AQUINO sostiene explícitamente que una aplicación tan amplia se sale del uso común y ha sido ampliada por razones científicas (filosóficas). Y el autor hace la cita correspondiente en la que el teólogo-filósofo dice que "Como vemos a partir del entendimiento común del hombre, el nombre actus fue atribuido primero a operación, pues casi todos entienden actus de este modo. Sin embargo, subsiguientemente fue transferido a forma (se entiende, la sustancial), en cuanto la forma es un principio y fin de la operación"243. Ya vemos la amplitud que conlleva este término y que responde, según agrega el propio BROCK, a la crítica que se ha hecho a la metafísica tradicional en cuanto al argumentar que se basa "en sustancias" que, según esa misma objeción, promovería una visión de la realidad fundamentalmente estática, "que es como decir sin vida, inerte y enteramente dada"244, cuando verdaderamente - como ya lo hemos leído más arriba- es el acto o forma sustancial en el ente el que constituye sustancialmente, principium operationes et finis.
Lo asentado no debe hacer que ignoremos que el primer significado de "acción" es propiamente aplicable a la acción del que es dueño de sus actos, a la acción humana, voluntaria eius autem prorpie est agere quod dominium sui actus245.
Se ha insistido más arriba sobre la esencial dimensión de dinamicidad que tiene todo ente real. Lo reiteramos: la naturaleza ha provisto a todos ellos de un apetito, tendencia o inclinación para persistir en su ser, y en el caso de los seres vivientes en general, que aparecen en el mundo como incompletos y necesitados de realización más plena, la búsqueda necesaria y ciega de alcanzar tal plenitud de tamaño y de sus funciones la realizan por sus continuas acciones vitales y de alimentación, y posteriormente con el impulso de hacer persistir la especie a la que pertenecen, lo que se cumple con el apetito de reproducción.
Todas esas acciones significan el cambio manifiesto u oculto que se da en el universo desde los grados aparentemente más inertes a las variaciones constantes de las que somos testigos, y que ha hecho que un genial y profundo pensador y observador como lo fue HERÁCLITO, al comienzo del pensamiento filosófico de occidente, haya hecho del cambio y del fluir de las Page 177 cosas un pilar primero de su pensamiento. ARISTÓTELES, universal y poderoso receptor de lo que válidamente se había pensado antes de él, y que además del aporte heracliteano conoce lo que había pensado sobre la permanencia el metafísico PARMÉNIDES, en forma muy distinta de la solución elevadísima pero no verdadera que había construido para armonizar ambos extremos, su maestro PLATÓN nos enseña con acierto sobre la realidad simultánea y con armonía acerca del cambio y la permanencia. Con excepción de la generación y la corrupción, en que aparecen o desaparecen las sustancias con sus mismas esencias, respectivamente (cambios sustanciales), todo cambia, de manera que podríamos concluir en forma paradojal que "todo cambia, salvo lo que cambia", es decir, el mismo sujeto que sostiene y soporta el cambio.
Regresando a la acción, seguimos diciendo que así como ella estaba ya presente en todo el universo, se continúa en el plano racional humano, y no existe razón para que se hubiese detenido. El ser humano como incardinado esencialmente a la naturaleza de la cual proviene, aunque después la trascienda en forma de naturaleza espiritual, lleva consigo esa tendencia, esa flecha en movimiento que lo hace impulsar siempre a un más allá de lo que ya es.
Como naturaleza física y viviente que es, esos apetitos lo inclinan y mueven hacia lo que ciegamente entienden que es su bien, y así puede decir SIMMEL: "vida es vida y más que vida". El caso es que lo espiritual se ve también aprehendido y envuelto en ese movimiento "natural", y éste, sin control, puede ser para él perjudicial. La experiencia nos ha mostrado que el mismo espíritu se puede poner en muchas situaciones al servicio de ese mismo impulso natural y suyo que lo lleva - ahora con una presencia pero sin guía superior- hacia lo que representa el mal para todo sujeto, donde la razón y la voluntad toman el nombre de ratio y voluntas ut natura, y en forma retórica diríamos que realiza una "traición del espíritu a su propio ser".
Claro está que la razón y la voluntad como facultades de la sustancia hombre-persona deben aparecer con todas sus funciones y poderes propios para reclamar las direcciones que les competen, asumiendo, iluminando, guiando, disciplinando, orientando y hasta, si es necesario y se quiere emplear el término, sublimando esas fuerzas que si buscan sus propios bienes, lo hacen en forma ciega sin atender las situaciones, condiciones y realidades que conforman una jerarquía valorativa de los bienes a alcanzar. Hay que tener presente que esas tendencias e impulsos de la naturaleza humana están allí y se activan porque pretenden y quieren lograr, como en todo ente, una real plenitud ontológica del ser al que pertenecen.
En presencia de la universalidad de esa actividad de los entes, debido a las tendencias naturales y espontáneas, y constatando sus direcciones Page 178 para obtener fines, el DE AQUINO escribe que "la tendencia natural no es ni vana ni inútil246. Por lo demás, en otro autor también leemos que el movimiento o cambio no es fin en sí mismo; que si actúa un ser es "para satisfacer una necesidad", pero "que, en la medida que algo es capaz de actuar, en esa medida no es algo desprovisto, sino algo pleno y completo. Actuar para satisfacer una necesidad siempre es emplear la perfección de la que uno ya disfruta para adquirir una perfección ulterior. Es actuar para recibir una acción, dar para recibir"247.
Pero el espíritu, o como quiera denominárselo, tiene, como no podría ser de otra forma, su propia dinamicidad, más rica, más amplia, casi hasta el infinito con el...
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