Responsabilidad social de los sindicatos

AutorCamel Rubén Layùn
A - De lo que se trata
  1. - Ubicación y transcurso del temario. La amplitud del tema nos impone precisar que la influencia globalizada y el intercambio comunicacional, nos están mostrando el suceder histórico en todo el universo a una velocidad que no hubiésemos pensando, unos cuantos años antes. Este avance al menos tiene dos sentidos: uno negativo y otro positivo. Positivamente nos ha sido útil para saber diferentes realidades y situaciones que enriquecen el conocimiento y nos permiten observar la creatividad humana, pero lo manifiestamente negativo, ha sido que el vehículo transmisor nos impuso el pensamiento único al cual le debíamos obediencia, porque se nos hizo creer que fatalmente era ello lo único posible, la única forma de transcurrir y hasta de finalizar la historia. Nos quedamos con el beneficio positivo de conocer, de saber y lógicamente, desterramos el fatalismo del pensamiento único, encierro en el que la ideología del liberalismo económico “rejuvenecido” en lo que se denomina neoliberalismo pretendió acorralarnos para cumplir su plan que trastoca los valores, deshumaniza y contribuye a la desigualdad social.- En ese marco de lo universal que se matiza con lo regional, queremos descubrir lo que corresponde a la Argentina 2007, en cuanto a la función social de los sindicatos, para poder arribar a conductas transformadores, que trasciendan la mera especulación teórica.-

  2. - La gestación del tema. La gestación de la actividad sindical nos remonta a “Las dos cuestiones, de la propiedad privada y del trabajo asalariado, que prendieron la hoguera de la cuestión social moderna; ambas cuestiones se hallan irresueltas en lo esencial...Ambas se hallan ligadas entre sí en el (primer) movimiento obrero socialista (de inspiración marxista) de tal manera que la “explotación del trabajador” llegó a formar parte de la esencia del derecho de propiedad privada, a la vez que se vio el fin de la “liberación” de la clase obrera en la abolición de esa propiedad privada. Claro es que la causa de la desviación del camino hacia el fin auténtico de la reforma social en relación con el trabajo asalariado no fue solo la hostilidad contra la propiedad privada, sino además la posición de hegemonía social que se había arrogado la propiedad del capital frente al trabajo asalariado. De las diferencias de actitud se formaron sendos frentes de clase, que, con la rigidez anexa al principio del poder, llegaron a constituir un obstáculo primordial contra los esfuerzos enderezados a la realización de un orden social del trabajo conforme al principio de justicia. Desde la segunda guerra mundial se perfila un cambio en las concepciones y posturas de “capital y trabajo”. Del lado obrero, la solución del problema social del trabajo no es vista ya en la supresión incondicional de la propiedad privada; del lado patronal, gana terreno la idea asociacionista...”, aceptándose la agrupación de los trabajadores (MESSNER Johannes pg. 484). “El capital y el trabajo se desarrollan en todos los países industrializados, desde hace más de 170 años, Y se va dando un complejo proceso de cooperación y conflicto entre empresarios y trabajadores, que no solo continúa, sino que se ha hecho más complejo y con mayor impacto social, legitimando la existencia de los sindicatos”, legitimación que pasa muchas veces por sus variantes críticas.- (Godio-Robles: Los sindicatos: Una mirada desde sus ...pg. 1)

  3. - La institución sindicato. Surge legitimada, luego de los tránsitos de la clandestinidad, tolerancia, llegando a la consagración constitucional. Ese transcurso es un pedazo de historia de valor estructural, en la lucha social del hombre por la justicia.. Como institución el sindicato se afirma como la expresión genuina, de los intereses específicos de los trabajadores en la sociedad industrial y como consecuencia inevitable en el conflicto entre el capital y el trabajo, en el sistema capitalista.- “Peter Drucker, padre la ciencia de la organización (management), los considera la organización más exitosa del siglo XX (“La Sociedad Poscapitalista”, 1992). Los sindicatos han demostrado un enorme poder para desarrollarse en todo tipo de países, economías y culturas, poniendo de manifiesto capacidades de inserción social y adaptación extraordinarias, que expresan la profundidad de las fuerzas socioeconómicas que los impulsa. Incluso subsistieron en los ya desaparecidos países socialistas....” (Godio-Robles).

    Reconocimiento constitucional en Argentina en el art. 14 bis, con su ley específica 23.551.-

  4. - El conflicto. El cuerpo, lo orgánico, la persona jurídica, es lo que jurídicamente denominamos sindicato, en sus diferentes variantes, en la tipificación argentina, de grados y de aptitud negocial, de representación que todos conocemos. Desde dentro del sindicato, tenemos que ver su alma, esto es el colectivo laboral. Pero hablar del colectivo laboral nos traslada al tema del conflicto. En el derrotero de la historia de los trabajadores, como se sostiene abundantemente por la doctrina, en mi caso sigo a Eduardo Giorlandini, se ha reconocido que por obra del conflicto se fueron logrando sucesivas dosis de justicia y se fue humanizando el trabajo. El conflicto ha sido, en la historia, una respuesta a las condiciones de vida y trabajo subhumanas. Si la justicia social es un proyecto permanente, el conflicto alterador del statu quo, de lo rígido, es el medio para materializar aquella. El conflicto tiene varios enfoques. Asumo el concepto con la sustanciosa opinión de Dahrendorf, citado por Manuel Candelero en el Libro “TRABAJO Y CONFLICTO” (Edición del Equipo Federal del Trabajo), quien expresa que “el conflicto social es un factor de cambio dentro de la estructura social y brota de la desigualdad en el reparto de bienes y en el ejercicio del poder dentro de la estructura social...”(pg.- 155). Es cierto que el conflicto tiene sus ritmos, pero eso no le quita su permanencia en la cuestión social, subyace en toda ella, con sus alteraciones violentas o negociadas. El mismo autor en su trabajo se preocupa de corresponder conflicto con consenso, para decir que son las dos caras de una misma moneda, pero la dimensión que el autor toma del conflicto, y que comparto es que visualiza “el conflicto como soporte del progreso hacia una ética de la vida, no como un obstáculo. Porque la conflictividad obliga a solapar los consensos, a definir estrategias y a concordar sin reservas mentales.....” “…es que una Etica de la vida considera inaceptable que haya un solo hombre sobre la tierra sin sus necesidades básicas insatisfechas...” (pg. 177)

  5. - El colectivo laboral. El conflicto adquiere dinámica cuando es accionado por el colectivo laboral, verdadera fuerza subjetiva, anímica, vital que acciona el conflicto, para lograr las transformaciones. El colectivo impulsa el movimiento del orden constituido que se puede ver afectado, que se pretende sea afectado, desde lo reivindicativo hasta lo revolucionario, pero sin el colectivo el conflicto subyace inerte, posiblemente como una laguna aparentemente mansa, que en algún momento se advertirá que no era de agua sino que era inflamable...

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