Amar, acompañar, reparar: los caminos que llevan a la adopción

el encuentro. Juanita quería una mamá sola; Gaby Ponce era la única mujer soltera que se había presentado al juzgado: hoy son madre e hija

Que funciona bien, que funciona mal, que tarda, que no es fácil que te acepten, que demora mucho tiempo, que ponen demasiadas trabas. Pese a que el sistema de adopción en la Argentina avanzó grandes pasos, todavía está vigente la creencia de que implica un trayecto sinuoso, lleno de obstáculos y agotador.

Sin embargo, no es tan así. La legislación actual, la difusión a través de redes sociales, los grupos de familias adoptantes y organizaciones que se encargan de visibilizar el tema están demostrando lo contrario.

Los chicos que están en situación de adoptabilidad no son solo niños huérfanos. Muchos son "niños sin cuidados parentales": chicos que, por medio de una "medida excepcional" (según la ley 26.061, art. 39) pueden ser separados de sus progenitores. En ese caso quedan bajo la tutela estatal y pueden ser llevados a vivir en hogares de protección o en familias de acogimiento. En algún momento del proceso judicial, una vez agotadas todas las instancias de revinculación y posible restitución a sus familias biológicas, pueden entrar en situación de adoptabilidad.

Una espera activa

Cuando cumplió los treinta, Gaby Ponce empezó a pensar que quería ser mamá. Siendo soltera dudaba entre someterse a un tratamiento de inseminación y cursar un embarazo, o bien ir por la vía de la adopción. "Tenía en mente las frases típicas de que en la Argentina no se puede adoptar si sos soltera", recuerda la hoy mamá monoparental de Juanita, que acaba de festejar su cumpleaños número doce.

En internet llegó a la página de Ser Familias por Adopción y dio la casualidad de que una de las integrantes de la organización vivía a cincuenta kilómetros de su casa, en General Arenales, provincia de Buenos Aires. "La contacté, me invitó a participar de talleres y reuniones de apoyo a personas que buscan adoptar y me di cuenta de que yo quería ser mamá por adopción", revela Gaby. Con la decisión y la información que necesitaba, se inscribió en el Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos (Ruaga) con la intención de adoptar un niño o niña de entre dos y cinco años. Transcurrido un tiempo y a medida que avanzaba su aprendizaje sobre qué implica la adopción, cambió de idea: estaba dispuesta a recibir a un niño o niña mayor. "Para entonces ya había entendido que no se trataba de satisfacer mis ganas de ser madre, sino de...

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