Di Zeo, los dirigentes y el poder

"Me encantaría ser presidente de Boca. Mi cara es Boca." La frase de Rafael Di Zeo en el mediodía de ayer, en radio La Red, le suma otra preocupación al fútbol y, sobre todo, a la entidad de la Ribera. La Argentina se acostumbró a caminar entre papelones, entre ideas que se tiran y se lanzan sin siquiera evaluarse o debatirse. ¿La última locura? El megatorneo de 38 equipos orquestado en un puñado de horas y votado afirmativamente en Ezeiza por 22 sí, 4 abstenciones, un ausente y ningún no. No se tuvieron en cuenta las formas; el tema era apagar un foco de conflicto por el descenso de River y la peligrosa situación en la que habían quedado, en el futuro inmediato, los otros grandes, en especial Boca y San Lorenzo.A ese punto llegaron Julio Grondona, presidente de la AFA desde hace 32 años, y el resto de los dirigentes, muchos de ellos con experiencia suficiente para mantener la calma y exigir una evaluación más seria. Luego de ver las repercusiones negativas en la gente y en varios de los clubes, que dijeron una cosa en Ezeiza y otra entre sus cuatro paredes, así como se propuso, se dio de baja. No fue el único punto flaco de la AFA. No hay que olvidar que el ciclo de Sergio Batista como DT de la selección duró apenas 20 días con contrato firmado. En este punto tampoco se trata de decir que debía continuar, sino que se hace eje en las formas, en los convencimientos que tan rápidamente se esfuman.Y si en la entidad madre del fútbol...

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