Volvió Cris y, snif, se quiere quedar

Es el drama educativo recurrente en la Argentina de estos tiempos: chicos con graves déficits en lectoescritura y que se embarullan con los números. Cristina lo está sufriendo en carne propia: su alumno Alberto no consigue hablar sin cometer errores, desconoce para qué sirve la lapicera y tampoco puede resolver problemas . "Un cero en todo", resume con tonito de maestra Siruela. Después de probar con las herramientas pedagógicas tradicionales -consejo, tutela, refuerzo de lecciones, advertencias, amonestaciones, suspensiones-, su estrategia se ha vuelto heterodoxa y disruptiva: le tira de las orejas, lo manda en penitencia al rincón y lo apercibe en público, cosa de que se entere todo el mundo. Solo falta que lo expulse. No, Cris, no. Tenga piedad. Finalmente fue usted la que dio la beca.

Cuando humilla a Alberto como hizo esta semana, con sangre en el ojo y espuma en la boca, a la adhesión inicial que provoca el juzgamiento de alguien tan extraviado le sigue la pregunta inevitable: mi reina, ¿a quién deberíamos ir a reclamarle que nos vendieron un buzón?

El tema es grave. Escuché completo su discurso en la CTA, de una hora y diez minutos -de a poco se va acercando a extensiones compatibles con una cadena nacional-, y siento la obligación de decirle al Presidente que si se propone estrellar el país no deje de contar con ella . Cristina dijo que emitir billetes sin respaldo no provoca inflación, que el problema son los empresarios angurrientos y que urge cerrar las importaciones. Consulté los datos del Banco Mundial y, efectivamente, en las mayores economías, de Estados Unidos a China, de Alemania a Japón, la receta es darle a la maquinita, prisión perpetua a los empresarios que quieran ganar plata y poner tanques en las aduanas. Estados Unidos, el país con mayor concentración de multimillonarios, cayó en la cuenta de que ese es el origen de todos sus males; ahora, cuando aparecen tipos como Bill Gates, Jeff Bezos o Elon Musk, les echan Flit. Gates ya decidió exiliarse en Venezuela; Bezos, en Nicaragua, y Musk duda entre Cuba y Corea del Norte. China es otro ejemplo; probó con el capitalismo y terminó coincidiendo con nuestra vice: va a dar de baja la ruta de la seda y en cualquier momento renuncia al G-20 y al FMI. Por Dios, ¿quién le sopla economía a Cristina? Kicillof, dicen. Desconfío: ella no es tan inclusiva.

Lanzada como está a diferenciarse de la mancha venenosa del albertismo devenido en "albertsismo", el paisaje al que nos tenía...

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