Volver al pasado

Inmersa en la sucesión sin pausa de peligrosas e irracionales medidas que adopta el Gobierno, la sociedad argentina tal vez no ha cobrado aún plena conciencia del retroceso al que paulatinamente se la va sometiendo.La vida, la seguridad, la salud, el tiempo, la dignidad, la cultura y los ahorros de los argentinos, la propiedad privada y las libertades cada vez corren más riesgos bajo el imperio de la prepotencia, la soberbia y la impericia de funcionarios que parecen improvisar en vez de gobernar, además de adoptar recetas de comprobado fracaso en el pasado.Viajar en los trenes suburbanos se ha convertido en una ruleta rusa y ningún pasajero puede tener la seguridad de que la formación que abordó lo conduzca indemne, como quedó probado con la tragedia de la estación Once con sus 51 muertos y más de 700 heridos. En la cara opuesta, tenemos un gobierno ausente y, por eso mismo, cómplice, pues no controló las concesiones ferroviarias mientras los concesionarios realizaban otros negocios con el Estado y pagaban viajes en avión a los funcionarios que debían controlarlos.En lo que hace a la seguridad, la política del Gobierno parece limitarse a quitar efectivos de la Policía Federal en la Capital para perjudicar al gobierno de la ciudad y a cuestionar lo que hace en la materia el gobernador bonaerense, Daniel Scioli. Mientras tanto, los ciudadanos de la Capital, la provincia de Buenos Aires y el resto del país se encuentran inermes ante los asaltos cada vez más violentos y los secuestros.Como el Gobierno ha gastado en exceso y necesita cortar la fuga de divisas, no tuvo mejor idea que poner en acción al secretario de Comercio, Guillermo Moreno, quien ha encarado la tarea con una mentalidad tan mezquina e irresponsable que, en su afán por limitar a cualquier costo las importaciones, no dudó en trabar las de medicamentos extranjeros, incluyendo reactivos para importantes análisis. Así, los enfermos y sus familiares deben recorrer farmacias con la incertidumbre de si podrán continuar sus tratamientos.La última locura de Moreno ?de otra manera no puede clasificársela? ha sido la prohibición de importar libros, revistas y cualquier tipo de publicaciones extranjeras, con el argumento de que hay que impedir el ingreso de publicaciones con tintas cuyo contenido de plomo exceda el 0,06 por ciento. Este atentado a la cultura y al derecho de informarse lo cometió un gobierno que se caracteriza por su indiferencia ante la contaminación. La tardía marcha atrás parcial de...

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