El virus K complica cada vez más la salud económica

A l menos por respeto a las 61.176 personas fallecidas hasta ayer debido a laSi nadie se salva solo, como suele decirEn paralelo también va empeorando la salud de la economía, que aún no logró recuperar los magros niveles prepandemia y vuelve a mostrar nuevos síntomas de incertidumbre con la suba de las cotizaciones alternativas del dólar tras la anestesia de los últimos meses.Así como la necesidad de "hacer algo" ante los récords de contagios llevó al Presidente a disponer el cierre de las escuelas del AMBA sin distinción de riesgo sanitario, la inflación récord de marzo (4,8%) hizo que el Gobierno activara el "virus K" para atacar las subas de precios sin considerar sus causas.Una prueba es que minutos antes de que el Indec difundiera ese dato a mediados de este mes, la Casa Rosada anunció la incorporación de 500 nuevos "fiscalizadores" a la Secretaría de Comercio Interior (SCI), el control de rotulado de envases y medidas para garantizar en los próximos meses el abastecimiento de carnes, frutas y verduras a precios accesibles en el Gran Buenos Aires y los barrios del sur de CABA. También incluyó acuerdos con los principales proveedores de insumos industriales y de construcción (textiles, cueros, madera, celulosa y papel, plásticos, químicos, hierro, acero y aluminio, caucho cartón y vidrio y cemento), para mantener los precios de marzo con revisiones trimestrales hasta fin de año, así como con fabricantes y cadenas de comercialización de electrodomésticos, celulares y computadoras para congelar los precios hasta fin de octubre y "estructurar ofertas especiales" a través de las plataformas electrónicas del Banco Nación y Correo Compras. Pero en estos casos faltaba un detalle, que fue revelado esta semana por Francisco Jueguen en LA NACION: los acuerdos no habían sido cerrados, no pocas empresas se enteraron por los medios y otras fueron contactadas caso por caso después de los anuncios oficiales.Algo similar ocurre con la intención oficial de no volver a prorrogar el cuestionado régimen de Precios Máximos (vence el 15 de mayo) y reemplazarlo por una canasta básica de alrededor de un centenar de productos con precios congelados durante cuatro meses, que se negocia empresa por empresa del sector de alimentación. No hace falta demasiada perspicacia para advertir que se trata de contener los rubros que más gravitan en el IPC durante los meses previos a las elecciones. A cambio de incluir dos o tres productos en esa canasta, se liberarían como...

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