El vínculo entre Cristina Kirchner y Axel Kicillof, deshilachado por la derrota

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La relación entre Cristina Kirchner y Axel Kicillof alcanzó su punto más bajo. Solo se conocieron fragmentos de las convulsionadas jornadas del 18 y 19 de septiembre, cuando el gobernador intentó resistir la orden de la vicepresidenta de echar a su amigo Carlos Bianco de la Jefatura de Gabinete. Pero el quiebre fue más profundo de lo que trascendió. Y desde La Cámpora pretenden más cambios de gabinete en el gobierno bonaerense después de las elecciones . Nada suena del agrado del gobernador.

"Axel tensó demasiado, se resistía a los cambios, no entendía que el daño que había producido iba más allá del gobierno de la provincia de Buenos Aires, dañaba a Cristina", reconstruye una figura de La Cámpora. Desde la cercanía de la vicepresidenta niegan una fractura. "La relación es positiva", describen y acotan que el malestar se debe exclusivamente al disgusto inevitable de verse forzado a cambiar un gabinete por una derrota electoral. En La Plata aseguran que cada vez que la vicepresidenta regresa a Buenos Aires se encuentra con el gobernador. "La relación es exactamente igual", aseguran. Otros piensan diferente.

Los intendentes peronistas describen la transformación de la relación entre Cristina Kirchner y Kicillof como una novela en tres capítulos.

Primero fue el período de encandilamiento, cuando escuchaban elogios de la vicepresidenta al potencial que tenía como dirigente político. Eran los tiempos en que competía con Máximo Kirchner en los planes que se trazaban como el candidato para la sucesión. Ya no quedan papeles de aquellas maquinaciones, se quemaron en la zozobra de la derrota.

La segunda parte de la historia comienza a los pocos meses en que se pone en marcha la gobernación , cuando aparecen las primeras críticas contra Kicillof desde el interior del peronismo. En un inicio los cuestionamientos partían del círculo más lejano de intendentes, que objetaban su método político, de encierro y hermetismo.

Luego se abre la tercera etapa, cuando la afección comienza a sobrepasar las objeciones al estilo del manejo del poder y los números de ejecución de las obras públicas muestran que existe un alarmante problema de eficiencia en la gestión. Fue entonces cuando las críticas se extendieron a los intendentes de cuño kirchnerista y se esparcieron como una mancha de aceite por el conurbano. Si las obras no están para ser mostradas, los intendentes se quedan sin campaña.

Cristina Kirchner, reconstruyen en La Cámpora, primero atribuyó el...

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