La vida privada de los políticos

Lo único verdaderamente importante de los políticos es su vida privada. En este artículo, trataré de argumentar brevemente esta afirmación.Los políticos gobiernan la sociedad que los elige de dos maneras: la primera, aprobando las leyes que rigen el funcionamiento de la comunidad; la segunda, siendo fuente de costumbres cívicas mediante su conducta y ejemplo. Las leyes que aprueban son normas coactivas que llevan aparejadas sanciones en caso de incumplimiento; las costumbres, en cambio, mueven a los ciudadanos de un modo insensible, pero muy eficaz, sin necesidad de amenazas o castigos. Me atrevería a decir que esta segunda forma de gobernar puede llegar a ser más profunda y duradera que la primera.Hubo un tiempo, antes de la invención o de la generalización de la escritura, en que las sociedades se gobernaban sin leyes escritas. En ausencia de éstas, las costumbres asumían un carácter político-constitucional. La necesidad de visualizar esas costumbres llevó a fijarlas en acciones ejemplares de personalidades heroicas, fundadores de ciudades, reyes o guerreros, cuyo recuerdo en muchas ocasiones ha llegado hasta nuestros días. Esas hazañas paradigmáticas tenían todo el colorido y vistosidad de lo que entra por los ojos y se recuerda fácilmente, pero al mismo tiempo, aunque radicadas en personas, eran normas socialmente vinculantes. Hegel sugiere la superioridad espiritual de esa época prelegal, poblada de héroes que creaban las pautas y costumbres sociales rectoras de la ciudad. Afirma en cierto lugar de su Estética : "El pueblo sigue al héroe de buen grado, cediendo a la costumbre: no hay todavía ninguna ley coactiva ni inflexible ordenamiento servil". Se observa que contrapone la ley coactiva a la costumbre que se sigue con agrado, y parece añorar esa edad de personalidades fuertes y creadoras. Por su parte, Rousseau, en su ensayo Sobre el origen de la desigualdad , insiste en la misma contraposición, en la preferencia por las costumbres y en el recurso a la ley sólo a falta de éstas: "Licurgo estableció costumbres que casi dispensaban de añadir a ellas leyes. Las leyes, por lo general menos fuertes que las pasiones, contienen a los hombres sin cambiarlos".Sin embargo, hubo un momento en la historia en que, al parecer, escasearon esos héroes y se fundaron los nuevos Estados, basados en constituciones y leyes escritas. En cierto sentido, la ley fue el ardid que encontró la historia para remediar la ausencia de héroes ejemplares. Después, la complejidad...

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