Un viaje al corazón populista de Europa

FLORANGE, Francia. - Esta ciudad tiene una particularidad: cuenta con dos necrópolis. El camposanto, donde reposan desde la Edad Media generaciones de almas. Y, todo a su alrededor, un gigantesco cementerio industrial, triste vestigio de lo que fue durante dos siglos una de las cuencas mineras y siderúrgicas más importantes de Europa.La otra singularidad de esta pequeña ciudad de 11.472 habitantes, adormecida entre las apacibles colinas del valle de Fensch, en la región de Lorena, en el Nordeste, es que fue la ciudad de Francia que dio más votos a la extrema derecha en las elecciones europeas de la semana pasada. Viajar a Florange es llegar al corazón de la avanzada populista en Europa.Allí, el candidato del Frente Nacional (FN), Florian Philippot, y dejó atrás, lejos, a Nadine Morano, de la conservadora UMP (19,9%). Último, con 18,55%, quedó Edouard Matin, ex líder sindical nacido en Florange y candidato del Partido Socialista (PS).Ambas cosas, como es fácil imaginar, están íntimamente ligadas.Sentado en un banco de la plaza de la iglesia Santa Agata, con ambas palmas de las manos apoyadas en un bastón, Frédéric no oculta su desesperanza. A los 82 años, el anciano -que prefiere no dar su apellido- no dejaría "por nada del mundo" esta comuna, en la que crecieron sus cinco hijos. Pero tampoco consigue superar la tristeza que le produjo haber asistido, impotente, a su decadencia."La ejecución" de los últimos altos hornos loreneses de Arcelor-Mittal, en abril de 2013, "destrozó el corazón de todos los habitantes", confiesa, mientras muestra con pesadumbre las vidrieras vacías de la Grande Rue."Mire, aquí no ha quedado nada -murmura-. Sólo un puñado de comercios.". Alrededor de la plaza de la iglesia hay una panadería, una aseguradora, dos peluquerías, cuatro agencias bancarias y tres pompas fúnebres. Las tres abiertas todo el tiempo, como si ése fuera el único negocio rentable de la ciudad.También hay una estatua de María Inmaculada. Erguida en medio de un minúsculo jardín, a la izquierda del templo, la pobre parece bien sola."Cuando yo era chica, decían que era milagrosa. Pero ahora todos han dejado de rezar", afirma la panadera Virginie Laurent. También ella "consigue sobrevivir mal o bien", después de que la mitad de Florange se quedó sin trabajo.Lorena, en el nordeste del país, fue una de las regiones más ricas de Francia hasta que la globalización -para decirlo en una palabra- destruyó, en 30 años, toda la actividad industrial de la región.En...

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