Viaje a los orígenes

Todo era nuevo: un Mundial de rugby, un vuelo eterno a través del Polo Sur, no saber en qué día se vivía. Con un enorme desafío periodístico: reflejar lo que sucedía con el seleccionado nacional en un hábitat para muchos desconocido.Pasaron 24 años de aquel torneo en el que comenzó la historia de los mundiales de la IRB. Las herramientas son otras; las realidades del deporte también, aunque en aquel 1987 las uñas del profesionalismo empezaban a asomar.Imposible hablar de rugby sin reflejar algunas vivencias. Como esa primera noche en Auckland, después de 19 horas sin pegar un ojo y la siesta contraproducente. El despertador iba a sonar a las 7.30, pero no hizo falta. Nos sobresaltaban las dudas, los cálculos por las 15 horas más de diferencia respecto de la Argentina. En rigor, el despacho inicial ya debía incluir el anuncio del certamen, con los All Blacks vs. Italia como inauguración. Tras chequear cinco o seis veces que ésa era la decisión correcta en medio del estado somnoliento, la carrera para averiguar los datos de actualidad esenciales. Y después...la odisea de la transmisión.La transmisión, vía télex, sólo podía realizarse cuando abriera el Correo Central, a las 9 (las 18 del día anterior en Buenos Aires). Y después, rezar para que el tipeador cumpliera su labor dentro de los plazos que sirvieran periodísticamente.Auckland impresionaba por su orden. Una escapada al Eden Park, escenario de la apertura, de ese 22 de mayo, y también de la final, el 20 de junio, causaba asombro: poca adrenalina, apenas los ajustes de último momento. Cartelería, banderas y publicidades marcaban que algo importante estaba por suceder, máxime tratándose del deporte preferido de los neozelandeses, aunque sin muestras excesivas de euforia. Como que todo era muy precario, incluidas las cuestiones de seguridad: sin que nadie nos pidiera credencial alguna, llegué hasta la oficina del presidente del Comité Organizador, sir John Kendall-Carpenter, para hablar de generalidades del certamen. Hoy sería utópico.La fiesta inaugural fue pobre para lo que se acostumbra. Muy básica. No fue un acto que pasara a la historia. La que sí empezaron a escribir, instantes después, John Kirwan, Michael Jones, David Kirk, Grant Fox, Wayne Shelford y Sean Fitzpatrick, entre otros. Monstruos de negro. ¡Cómo olvidar aquel try de Kirwan, corriendo 85 metros desde su ingoal y dejando italianos desparramados! Fue 70-6.Al día siguiente, partida a Hamilton, a 120 kilómetros de Auckland, donde los Pumas...

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