Turf, foodtrucks, arte y juegos convocaron a una multitud en el Hipódromo de Palermo

Lunes feriado, con temperatura casi veraniega y sol resplandeciente. "¿Qué podemos hacer para aprovechar este lindo día?", le preguntó temprano Paola Giménez a su marido. Cuatro horas después, la pareja y sus dos hijos, de tres y seis años, disfrutaban la cálida jornada en el Hipódromo de Palermo, arrimados a una mesa cubierta por un mantel de picnic. Ya habían probado las papas fritas con queso cheddar y esperaban ansiosos por una porción de rabas. Pero este segundo bocado tardaría un poco en llegar: miles de personas se acercaban al lugar y hacían crecer la demanda en la feria gastronómica desplegada junto a una importante carrera de turf.

Nuevamente, y como viene sucediendo en el último año, el hipódromo se transformó ayer en un espacio en el que se entremezclaron los fanáticos de los caballos con familias que buscaron una opción para pasar el día al aire libre. Los organizadores del evento calcularon en más de 60.000 el número de visitantes a lo largo de toda la jornada.

"Mis chicos querían ver a los animales y me pareció una buena idea esta actividad de la que me enteré por las redes sociales", dijo Fernando Ávalos, que llegó desde San Isidro. Ni él ni su mujer entendían cuál era el premio que se disputaría en la pista principal, pero habían armado la salida grupal para no perderse ningún detalle. Tenían tres binoculares para que, a su debido turno, sus cinco hijos pudieran observar a los equinos más allá de lo que sus ojos les permitían.

El plan de la familia Ávalos, al igual que el de los Giménez, contemplaba completar el paseo con un almuerzo servido desde alguno de los 30 foodtrucks instalados frente a la tribuna nueva del hipódromo. A metros de los stands culinarios estaba la pista donde, desde pasado el mediodía, los animales corrían ante la atenta mirada del público.

"¡Mira, papá! ¡Un caballo!", señalaban los niños apenas oían a lo lejos el elegante galopar de los equinos. Enseguida, los hombres dejaban a un lado sus bocadillos fríos y calientes para subir en andas a los exaltados menores. La respuesta llegaba del otro lado de la cerca: los jockeys extendían sus brazos para saludar con un gesto cómplice y los chicos sonreían, entusiasmados.

Carne asada y cerveza

Algunos de los miles visitantes del hipódromo paseaban con el infaltable equipo de mate en la mano mientras decidían con qué almuerzo se deleitarían en la feria Apetito. Los puestos de carne asada y las cervecerías parecían los más requeridos.

María y Hugo Suárez...

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