Tomá mate y bailá que hay para todos

El mundillo de la danza independiente arrancó la temporada con interesantes propuestas muy diversas entre sí (una de sus tantas virtudes). Mientras se despide Lejos (inquietante trabajo de Marina Sarmiento que va en el Beckett), o Recordar 30 años para vivir 65 minutos (performático, biodramático y mágico proyecto de Marina Otero) pasó de Matienzo a El Excéntrico de las 18, o en el Cultural San Martín se estrenó (¿o habrá que decir nueva versión?) Un monstruo y la Chúcara, potente coreografía de Gerardo Litvak con Gabriela Prado y Luis Monroy, o Los cuerpos (bello trabajo de Federico Fontán y Ramiro Cortez) pasó ala Casa del Bicentenario; en El Cubo, pleno corazón del Abasto, los domingos se realiza el ciclo Tomá mate... (porque las cosas buenas siempre se comparten).

El ciclo está compuesto por un combo que abarca dos trabajos colectivos. Uno de ellos se llama Timba. Nació en el marco de un laboratorio de investigación coreográfica. Fueron los naipes los que decidieron cuáles serían los pasos a dar, la dirección de esos pasos, las personas que los ejecutarían y hasta el espacio a habitar. El resultado de tanto azar organizado está dirigido por Mauro Sebastián Cacciatore y forma parte del Proyecto Even(T), experiencia que surgió hace...

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