Terminó la luna de miel con la Presidenta

Ganó el que perdió y perdió el que ganó. Esa es la conclusión santafecina que decanta el discurso kirchnerista. El gobierno de Cristina Kirchner tiene un problema con la aritmética o, entusiasmado con reinventar todo, está innovando también en el simple ejercicio de sumar y restar. Perdió la alianza gobernante en http://www.lanacion.com.ar/1392349-que-nos-dicen-los-numeros-de-santa-fe , dice, porque sacó diez puntos menos que hace cuatro años, aunque conservó el gobierno. Repite que ganó el kirchnerismo con María Eugenia Bielsa (que fue siempre una peronista que se mantuvo a distancia del kirchnerismo) y se olvida que Agustín Rossi (la más cabal expresión kirchnerista en Santa Fe) perdió por 23 puntos con el segundo candidato más votado, Miguel Del Sel. La diferencia en contra de Rossi se amplía a más de 26 puntos con respecto del ganador, el socialista Antonio Bonfatti.Las sociedades suelen recibir muy mal esas terquedades políticas. No puede ser casual que los gobiernos de las democracias avanzadas nunca demoren en aceptar las derrotas. No es bondad política, sino pragmatismo: ninguna colectividad humana resiste resignada que la ignoren. El riesgo de Cristina Kirchner, frente a las presidenciales de octubre, está en su predisposición a perseverar en el error más que en cualquier otra cosa. Cuatro días antes de las elecciones santafecinas, la Presidenta fue a la provincia para decir el mismo discurso que la condenó al fracaso en la Capital: los santefecinos vivirían mucho mejor si votaran como ella quería. Porteños y santafecinos rechazaron la extorsión explícita de la jefa del Estado y sentenciaron a sus candidatos a memorables derrotas.Fuerzas de choque kirchneristas (portando las banderas de La Cámpora) agredieron duramente al gobernador Hermes Binner en el acto del Día de la Bandera, delante de la Presidenta. Rossi perdió entonces varios puntos en las encuestas, pero Cristina insistió: lo retó a Binner en público cuatro días antes de las elecciones. Es un estilo muy propio de la Presidenta: le gusta reprender en público a los que no tienen derecho a réplica. ¿No hacía lo mismo con Daniel Scioli cuando éste presidía el Senado y ella era senadora?La acción de esas fuerzas de choque kirchneristas agrediendo a gobernadores había empezado en Córdoba, también con la Presidenta como callada espectadora. La víctima fue entonces el gobernador peronista Juan Schiaretti. Fue el principio de la ruptura con el peronismo cordobés, que se concretó pocas semanas...

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