Tecnópolis se disfruta al margen de las ideologías

Al margen de toda especulación política, Tecnópolis sigue siendo uno de los principales atractivos de las vacaciones de invierno. Durante los primeros tres días de su edición 2016, ya convocó a unos 290.000 visitantes y casi nadie parece reparar en la desaparición de las consignas partidarias que fueron frecuentes en años anteriores. La fórmula de su éxito es sencilla: una oferta de alta calidad y gratuita, cuando los padres -y los abuelos, en muchos casos- deben aguzar al máximo la creatividad para entretener a los chicos.

Con un 60% de los contenidos modificados con respecto a la última edición, este año se destacan en la feria el Club de Gamers, los laberintos inflables, la Feria del Libro Infantil y Juvenil y los animales prehistóricos hiperrealistas a tamaño real.

Y aunque algunas personas lamentaron la eliminación de ciertos contenidos que habían venido a buscar especialmente, la amplia mayoría de la veintena de familias con las que conversó ayer LA NACION durante una recorrida por el predio, en Villa Martelli, coincidieron en que la oferta de atracciones es muy buena y en que los chicos, a la vez que se entretienen, también aprenden.

"¡Un éxito! Está muy bueno", celebró Martín Almaraz, que vino especialmente desde Funes, Santa Fe, a traer a sus tres hijos de 13, 6 y 4 años. Contó que los chicos no se querían ir y que lo que más les gustó fueron los animales prehistóricos y los juegos de tecnología.

En efecto, éstas son dos de las propuestas más populares. El Club de Gamers ofrece charlas con youtubers, juegos en red, PlayStation 4, Xbox y tablets con juegos. Este stand recibe unas 2000 personas por día. Los turnos duran sólo 15 minutos porque si no "los chicos se cuelgan en los jueguitos", bromeó Melina Penayo, encargada de lugar, mientras controlaba la cola de 30 metros que se había formado para entrar. Y agregó que Tecnópolis es una oportunidad para que muchos chicos que jamás manejaron tecnologías tan sofisticadas puedan hacerlo.

Uno de ellos fue Matías, de 11 años y ropas muy humildes. Narró con grandes aspavientos de los brazos el deslumbramiento que le produjo la atracción de realidad virtual que recrea, en 360°, un paseo en montaña rusa. Idéntica emoción demostró Giuliana Ferraina, de 15, vecina de Ramos Mejía: "¡Grité muchísimo! Es todo muy realista; te transporta a otro lugar". Cada paseo virtual dura un minuto y, por día, lo disfrutan unas 360 personas.

Alejandra Cuevas, directora general de Tecnópolis, dijo que aunque...

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