Una tanguera con mucho rock

De una, la imagen de Maia Castro no es la de una tanguera tradicional, sino la de una artista que podría ser discípula de PJ Harvey y cuyas letras y estética urbana resuenan con crudeza y lirismo, como una antena de su tiempo. "Se trata de no sobreactuar, de tener otra postura y salir de cierta estética vinculada con el tango. Es buscar por otro lado, ser más sinceros. Vos ves a los pibes de la Fernández Fierro que salen al escenario con zapatillas All Star, porque ahora nuestra generación usa eso en vez de un traje", explica Maia, que vino a presentar esta noche su último disco, De saltos y otros vientos, en Salta y Resto (Salta 755).Hay varios signos que convirtieron a Maia en una cantante de tangos diferente. La primera señal fue su naturalidad para linkear el poético mundo urbano del Indio Solari y Skay Beilinson con la estética brumosa de las guitarras de Zitarrosa en su disco debut de 2007; o sumar a su segundo disco, Lluvia inerte , versiones tangueras de Lisandro Aristimuño, NTVG o Jorge Drexler. "Son canciones que surgieron porque siempre me sonaron supertangueras -explica Maia-. La versión de «La bestia pop» de Los Redondos fue como una carta de presentación para mí. Al principio, no la quería poner en el disco porque era algo que cantaba para los amigos, pero terminó siendo el corte de difusión de ese primer disco. El arreglo es de Fredy Pérez, uno de los guitarristas que tocó con Zitarrosa. Fue empezar a colocarme como una artista del tango y la...

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