Subsidios al cine: el insólito costo de films que muy pocos ven

Miserias. Así se llama una película que pasó casi inadvertida para el gran público como para los críticos de cine argentinos. Se estrenó en 2009 y entre ese año y 2011 sumó subsidios estatales por 667.387 pesos. En total, según estadísticas de Ultracine, una consultora de referencia en el sector, fueron a verla a la única sala en la que se estrenó 13 personas. Sí, trece.

Aunque es uno de los casos más extremos, Miserias no es el único en su especie. De las 764 películas subsidiadas entre enero de 2008 y octubre de 2014, 309 fueron vistas por menos de 10.000 y costaron en conjunto $ 211 millones, un tercio de los $ 641 millones invertidos en subsidios (que podrían ser más porque no hay datos sobre la cantidad de espectadores que vieron 282 películas). Llevaron menos de 5000 personas 253 películas y, de ellas, 83 no alcanzaron las 1000.

Pero además, en medio de la ya vieja discusión sobre la eficiencia económica y cultural de estos subsidios, un grupo de realizadores denunció al Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) por el presunto desvío de $ 1035 millones que, según ellos, debieron invertirse en la producción cinematográfica.

La contracara más evidente de esta realidad es Relatos salvajes, de Damián Szifron, que hasta octubre pasado había sido vista por 3.309.174 espectadores, con una recaudación por taquilla doméstica de $ 147,2 millones y un subsidio de sólo $ 3,2 millones. O Metegol, de Juan José Campanella, que fue vista por 2,7 millones de personas, recaudó $ 104 millones y tuvo un subsidio de $ 2,7 millones. Así, estas películas aportan más de lo que reciben porque el 10% de las recaudaciones es una de las principales fuentes que alimentan el Fondo de Fomento Cinematográfico (FFC), de donde salen las ayudas (que no se nutren del presupuesto nacional).

El cine que no miramos es caro y entender los criterios de distribución no es sencillo. Desde 2008, el Incaa publica en su web las cifras de los subsidios pagados, lo hace en formato PDF y sin distinguir con claridad subsidios (dinero que sale del ente) y compensaciones (dinero que los productores reintegran al Incaa para pagar créditos, otro mecanismo de financiamiento). A LA NACION le llevó un año y muchas consultas con el organismo poder sistematizar una base de datos de ese reparto con información oficial.

Pero mientras en algunos ámbitos se discute sobre la eficiencia económica y cultural de la inversión pública en producción cinematográfica, en la propia...

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