Sea solidario... o espere la moratoria

Esa ley de solidaridad es profundamente argentina. Acá, en estas pampas, nos solidarizamos por ley y por decreto. A veces, también por ordenanza, pero no es lo mismo, no tiene tanta fuerza. Obliga a menos gente.Para ser solidario, primero hay que estar en emergencia. O en varias, como dice la ley. Es más, cuantas más emergencias, mejor. Eso permite a nuestros representantes -Gobierno y legisladores-, y a los jueces que aplican las leyes, ser generosos con la solidaridad impuesta desde arriba.Se nos obliga a ser solidarios so pena de recibir un castigo. Sin embargo, a los que no cumplen es probable que se les otorgue una moratoria. Entonces, los más solidarios se sienten tontos y el que se hizo el tonto sale ganando.Cuando ponemos un impuesto lo hacemos "por única vez", aunque quede para siempre. El impuesto a las ganancias se creó en 1932, por solo un año. Al principio, se llamó tributo sobre los réditos. Ese abuelo está por cumplir 88 años. El IVA, vigente desde los 70, tuvo un piso del 13%. Hoy llega al 21% con adicionales que siempre eran "temporales". Superó los 40 años. Es un adulto joven, pero se estima que irá a engrosar generosamente los cálculos que muestran cómo se extiende en el país la expectativa de vida en general y de los impuestos en particular.Los ingresos brutos se transformaron en impuestos bastante brutos, como los de bienes personales, cuyo piso de referencia ha sido tan bajo que, en cualquier momento, va a tener que pagarlo quien sea adoptante de un chihuahua enano abandonado en una canastita en un baldío municipal.Pero la cosa no queda ahí. Como buenos argentinos, competimos en el podio mundial por la creación de los impuestos que ni a los ingleses de siglos añejos se les ocurrió inventar. Y eso que ellos crearon el impuesto a las barbas, allá por el año 1500. El que quería usar barba tenía que pagar. Fue una forma de identificar a la clase alta. Pero era fácilmente evadible. Bastaba con una navaja y un poco de jabón.También fueron los ingleses los que inventaron el impuesto a las chimeneas, con las que se calefaccionaban los hogares más pudientes y, posteriormente, a las ventanas, también pensado para sacarles dinero a los ricos. Los que tenían más ventanas pagaban más. Hasta que empezaron a construirse casas con cada vez menos aberturas o se tapiaban las ya existentes.La historia cuenta de un impuesto al aceite en el antiguo Egipto; a la orina, en la Antigua Roma y, mucho más acá, el impuesto a las flatulencias de...

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