El síndrome del impostor: un virus que afecta a (casi) todos los creativos

Le pasa lo mismo cuando termina un capítulo de una serie que más adelante gana un Martín Fierro que cuando envía a sus editores una columna para LA NACION Revista: Carolina Aguirre está convencida de que no sabe escribir. Que su trabajo es un fraude y que esta vez sí la van a descubrir. "En Farsantes, cuando veía una escena buena, iba al guión de ese capítulo, porque no podía creer que yo la hubiera escrito -cuenta Aguirre-. Escribí tres programas, gané el Martín Fierro los dos últimos años, y ahora cuando empiezo un ciclo nuevo es como si fuera la primera vez. Pienso que no sé hacerlo. Que es una locura que alguien me ponga de autora de una tira que sale 700 mil pesos por episodio. Pienso que enloquecieron. Y me imagino renunciando cuando me reboten todos los guiones."

La sensación que le llega una y otra vez a Nicolás Pimentel no es muy distinta a la que experimenta Aguirre. Pimentel es un creativo que fundó años atrás la agencia +Castro, elegida por la revista Ad Age como una de las diez boutiques independientes más innovadoras del mundo. "Creo que esa sensación la vivo casi a diario desde que arranqué mi carrera. Me acuerdo de cuando empecé como redactor; en cada orden de trabajo que recibía, sentía que la hoja en blanco me decía «ya está, con esta orden se van a dar cuenta de que sos un choto»-dice a LA NACION-. Pienso que la gente siempre me tuvo y me tiene más confianza de la que yo me tengo. Trabajé desde los 19 años hasta los 35 con Carlos Pérez en distintas agencias (Casares Grey, Grey y BBDO), y por más buena onda que teníamos y todo lo que apostaba, yo siempre andaba con el miedo de que de un momento a otro se iba a dar cuenta de lo errónea que era su apuesta."

Los síntomas que describen Aguirre y Pimentel son mucho más comunes de lo que se piensa en el ámbito del trabajo creativo. Conforman lo que en 1978 dos psicólogas estadounidenses, Pauline Clance y Suzanne Imes, denominaron el síndrome del impostor, que afecta -según las dos académicas- a "las personas que piensan recurrentemente que no son ni inteligentes ni creativas, a pesar de la evidencia de logros importantes en sus carreras. Aunque se trata de personalidades muy motivadas para tener éxito, lo hacen con la permanente sensación de que van a quedar expuestas como un fraude".

El síndrome del impostor puede ser visto como una sana actitud de humildad frente al trabajo propio, pero en alta intensidad provoca sufrimiento y hasta puede resultar paralizante en el trabajo...

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