El secretario de Macri, un joven Pro que lo sigue a sol y a sombra

El talón de Aquiles volvió a romperse en el momento menos indicado, y el joven sintió que el mundo se le venía abajo en el momento menos indicado. "No te preocupes, te cuidamos el lugar. Mejorate y volvé pronto", le dijo el presidente Mauricio Macri, diez días después de asumir el poder.

Los kinesiólogos que trabajan en Casa Rosada hicieron lo suyo y al poco tiempo Darío Nieto olvidó aquel desgraciado partido de futbol. Volvió a ser lo que es hoy: el silencioso y discreto secretario privado del Presidente, el funcionario que comparte las mañanas con Macri, con quien el primer mandatario coordina la agenda de actividades y a quien le confiesa secretos que él se encarga de mantener en reserva.

Decidido a no tener contacto con la prensa por órdenes de sus superiores, el secretario cumple una rutina estricta que LA NACION reconstruyó en base a diálogo con amigos pasados y actuales.

Cada madrugada, sale de su casa en Barrio Norte y se dirige donde se encuentre el Presidente, por lo general en la quinta presidencial de Olivos.

Cuando suben al helicóptero, el secretario ya tiene consigo lo que necesita: un resumen de las informaciones y temas centrales del día, la agenda presidencial, y hasta las camisas que el Presidente va a usar durante la jornada. Es la sombra del primer mandatario en actos protocolares y viajes, un trabajo que comparte con Mariano Lamolino, una especie de segundo secretario presidencial.

¿Cómo llegó Nieto a ser los ojos y oídos del Presidente?

Con sólo 31 años, hincha de River y amante del futbol y el tenis, Nieto es un producto de la juventud Pro, moldeado en partes casi iguales por el ex líder de Recrear Ricardo López Murphy y el jefe de gabinete Marcos Peña.

Comenzó como asesor ad-honorem del legislador porteño Jorge Sanmartino, leal al "Bulldog", y empezó a trabajar en la juventud del partido.

Pasó por el Consejo de los Derechos del Niño porteño, dónde según una testigo de aquella época tuvo roces con su jefe Bruno Domeniconi, y de allí al despacho del legislador porteño Francisco Quintana, del riñon del entonces secretario de Gobierno porteño, Marcos Peña. Fue Peña quien le pidió a Quintana que le "ceda" a...

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