Salir de la burbuja para evitar sorpresas

No hay nada que le guste más a Marcos Peña que confirmar en los hechos sus propias creencias sobre cómo fluye la comunicación en la sociedad actual. Lo comprobó en los últimos días, cuando el humilde morador de una choza en Dragones, recóndita población salteña a casi 400 kilómetros de la capital provincial, le pidió tomarse una selfie con él para subirla a Facebook, al enfrentar una solicitud similar de los vecinos de José C. Paz y ayer, en el "timbreo" por Ramos Mejía, junto a María Eugenia Vidal y Carolina Stanley.

Para mediciones que maneja el jefe de Gabinete, un 65% de los argentinos, sin distinción de clases sociales, navega por el mundo virtual y el Gobierno tiene un ojo puesto sobre lo que llaman "la conversación" que son, ni más ni menos, los temas que van y vienen en la mencionada red social a la que consideran transversal a los medios tradicionales y con una potencia que calculan similar al del principal operador de cable. En cambio, en el entorno de Peña desprecian Twitter, porque lo ven demasiado monotemático en sus inútiles batallitas cruzadas de consignas cínicas o difamantes que se prodigan los ultras de uno y otro lado de la grieta.

Al igual que el Presidente, el equipo de Peña también empezó a auscultar con algo más de interés lo que vierten en sus comentarios los principales columnistas de los grandes diarios. No porque le resulten reveladores, ni mucho menos, sino más bien porque son consumidos con cierta devoción por el "círculo rojo", esa expresión que, de Macri para abajo, repiten con asiduidad en el Gobierno, para caracterizar a poderosos que influyen sobre "los diez mil tipos que toman decisiones".

Pero, en cualquier caso, le sacan dramatismo al tema de los medios como supuestos generadores de realidades porque prefieren posar más la atención en las audiencias, a las que consideran empoderadas desde sus celulares y con una conectividad creciente que acelerará aún más la fragmentación de temas e intereses. "La audiencia tiene más poder que antes", reconocen. Es una burbuja en la que, por ahora, se sienten cómodos.

A diferencia del gobierno anterior, los actuales funcionarios no suelen comentar en sus declaraciones públicas ni mal ni bien cómo se ha cubierto periodísticamente tal o cual tema. No es una pose: en despachos clave de la Casa Rosada se han desmontado cantidad de monitores de TV que hasta el 10 de diciembre estaban encendidos a tiempo completo en distintas señales para salir a responder en el acto todo lo...

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