Rottemberg, un tipo muy normal y muy querido

El lunes pasado, una muchedumbre se amontonaba en la puerta del Metropolitan. Vallas, algo de seguridad y nada de esa histeria ególatra que inunda los estrenos teatrales. Por el contrario, la multitud era calma, sonriente, contenta, como quien va al cumpleaños del más querido del barrio. Uno a uno iban entrando y el homenajeado los saludaba afectuosamente. En realidad, de la manera en la que siempre se maneja en su vida Carlos Rottemberg: con afecto. Por eso lo quieren. Por eso allí estaban desde el más famoso de los famosos hasta el último del cartel; desde el mundo del periodismo de espectáculos a pleno hasta políticos peronistas o radicales. Todos quieren a Rottemberg. ¿Por qué? Que es el "señor de los teatros", que los contratos los hace de palabra, que tiene once teatros... eso lo saben todos.

Rottemberg es de esa raza de empresarios y productores que no abundan. Atiende el teléfono, mira a los ojos, no especula, es sincero, agradecido y cuando se enoja, también se enoja. Rottemberg es tan normal? Muchas veces en el medio...

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