River tampoco protegió a Lamela

El pibe Lamela sufrió en carne propia la salvaje patada de Curbelo. De River cabía esperar una protección y una contención mayor para un jugador de 18 años, con apenas media docena de partidos en primera. No hacía falta exponerlo con su pierna surcada de heridas a cuanta cámara quisiera registrarlo, ni tampoco darle letra para que se supieran las amenazas que le enrostró Beligoy. ¿No era que todo lo que se dice en la cancha queda allí? River tiene derecho a sentirse perjudicado por la actuación del árbitro, pero se equivoca si elige de coartada a un juvenil que está asomando y al que habría que preservar de este tipo de manipulaciones que sólo le acarrearán histeria y confusión. No hay que darle responsabilidades que deberían asumir otros.El paso al frente no lo debe dar Lamela, sino una conducción replegada en el misterio y en el secretismo, con mucha querencia a moverse y decidir por detrás del telón. Reacia a dar información y explicaciones sobre el estado económico y futbolístico del club. El largo silencio lo rompió el vicepresidente Turnes para quejarse de Beligoy como lo habría hecho cualquier hincha.Así como Futbolistas Argentinos Agremiados hace bien en preocuparse por los jugadores a los que les adeudan varios meses de sueldo (el caso de más notoriedad es el de Gimnasia), también debería propiciar entre sus afiliados un...

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