René Lavand: el engañador profesional

TANDIL.? En la puerta de entrada a la casa de René Lavand, el gran ilusionista de las cartas, hay un cartel. Dice: "¡Dejadme gozar de un segundo amanecer. Estoy durmiendo la siesta!". El cartel está ahí las 24 horas (también durante sus religiosas siestas de dos horas). En realidad, al lugar en el cual vive desde hace nueve años junto con Nora, su esposa, no hay forma de llamarlo casa. Su "villa" tiene algo de la casita de Disney del bosque de los Arrayanes con la única diferencia de que no hay arrayanes y sí unas 500 especies de plantas y árboles, dos cascadas con peces de colores, plantas y árboles, un vagón de tren reciclado por ellos mismos, juegos para chicos, más casitas para huéspedes y varios senderos que se bifurcan al pie de una sierra. Sentado en un sillón está el gran maestro de la lentidigitación. Pulóver amarillo patito, pantalón gris, la mano derecha en el bolsillo y ?en la izquierda? una copa de vino tino. Son las once de la mañana.René Lavand ("sí, estoy vivo") se presentará hoy en Polo Circo, en medio de un gran homenaje que le organiza el gobierno porteño. Lo del homenaje está todo bien, pero eso de presentarse en una carpa (cosa que hará por primera vez) lo pone un poco nervioso. Es lógico. El está acostumbrado a los espectáculos de revista, los night clubs de Las Vegas, los shows televisivos en los Estados Unidos con millones de espectadores y hasta una recordada noche en Cali durante la cual se dio cuenta de que aquellos que lo habían contratado eran unos narcos de temer.Lavand vive citando frases que sabe acomodar como si estuviera ahora mismo, en el parque de su casa, frente al público. "¿De dónde aprendí todo esto? ?se pregunta y se contesta?. De los grandes que se fueron. Pero no de los grandes de mi especialidad, de los grandes como Beethoven, como Bach, como Vivaldi, como Mozart. Todo eso sucede por sinestesia, un acto involuntario en el que se cumple otra frase, que creo que es de Borges, que dice que hay que lograr de la diversidad la unidad. Si la música es el equilibrio armónico de los sonidos y de los silencios, yo aprendí que lo mío debía ser el equilibrio armónico entre lo que se hace y lo que se dice. Para eso hay que tener en cuenta los tiempos, los silencios, los in crescendos."Entonces, repite una vez, dos veces, tres veces su famosa frase: "No se puede hacer más lento". En cada reiteración busca el tono, la pausa, una inflexión de voz distinta. Teatro. Puro teatro.?¿Dónde ensaya??La gente cree que soy un hombre...

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