Una reina a la que conocíamos más que a nuestras tías

Fue la reina más poderosa del siglo XX. Para todos los que nacimos en ese siglo y continuamos vivos, Isabel II era la reina por excelencia. Su padre, Jorge VI , murió en 1952. Yo tenía 10 años. Recuerdo los titulares de los diarios y los comentarios de las señoras. Las frases que se oían al pasar eran del tipo: "Fue un hombre de familia". "El hermano, Eduardo VIII , le arruinó la vida cuando se casó con Wallys ". "Y ahora a esa chica se le cayó el trono encima". "Tiene un esposo espléndido. Felipe es de cuento de hadas".

Isabel nos era muy lejana, pero sus peripecias y su brillo nos fueron muy cercanos. Vivimos en la era de las celebridades. Y ella lo era. Estuvimos al tanto de casi todos los detalles de su vida en las revistas, en los noticieros, en las películas y ahora en las series. La conocemos como no conocemos la historia de nuestras tías taimadas.

Isabel fue coronada en 1953: un año demasiado intenso para los Windsor . La reina debió atender todos los detalles de su ascensión al trono, pero también tuvo que prestar atención al noviazgo prohibido de su hermana Margaret con Peter Townsend, el divorciado piloto y héroe de guerra. La historia se repetía. Freud tenía razón, Lo reprimido, vuelve. Eduardo VIII se había enamorado de una arribista divorciada, Wally Simpson . Debió renunciar. Margaret quedó hechizada por Townsen , la emplazaron y renunció al seductor. Si no lo hacía, corría el riesgo de no recibir más dinero de la Corona. Al mismo tiempo, en 1953, se estrenó La princesa que quería vivir , con Audrey Hepburn , una historia romántica en la que una joven de sangre real renuncia a su amor de vacaciones romanas ( Gregory Peck ) por su pueblo y su dinastía. Era imposible no pensar en Margaret. Sin embargo, el respeto por el deber, la asfixia infligida por la severidad del protocolo y el pesado futuro de reina era lo que, desde chica, sufrió Isabel, cuyo sentido de responsabilidad y de su papel en la historia de Gran Bretaña la asistieron hasta ayer.

Si algo se dijo siempre de ella en la Argentina y en el resto del mundo, era que jamás se apartó de sus compromisos y, en la medida de lo posible, se los recordó a sus mediáticos parientes, incluidas sus temibles nueras. Isabel tiene un lugar en el álbum familiar de cada uno de los que hemos sido criados y hemos madurado con la radio, el cine, la televisión, y la nueva tecnología.

Hubo un momento crucial en el que el nombre de la monarca inglesa no contó con el aprecio de los...

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