El regreso de la fiebre amarilla

La fiebre amarilla se caracteriza por una degeneración adiposa del hígado y la congestión de las mucosas del estómago y el intestino. El médico cubano Carlos Finlay fue el primero en sostener que la causa residía en la picadura de un mosquito, transmisor de un virus, afirmación que se confirmó en 1901. En el curso de la enfermedad hay un primer acceso febril y dolores que se van generalizando, en tanto el hígado se inflama, se declara ictericia en el organismo y el paciente sufre de hemorragias en la piel y en las mucosas.

Esta grave enfermedad viene afectando a la población de al menos siete estados de Brasil, donde se han detectado hasta ahora unos 2100 pacientes de todas las edades con síntomas de la dolencia, aunque no todos confirmados, al tiempo que murieron 162 personas como consecuencia de este brote, que puso en alerta a la Organización Mundial de la Salud, que ha recomendado la vacunación a todos los extranjeros que visiten el país.

En regiones silvestres del vecino país la epidemia se ha ido extendiendo, especialmente entre los monos aulladores del noroeste brasileño. La lógica inquietud por la expansión del mal se manifiesta, sobre todo, en las áreas periurbanas de las ciudades afectadas. También se han registrado casos en Perú, Colombia y Bolivia.

El riesgo de que el mal ingrese en nuestro país está en latencia, aunque felizmente todavía no se registró ningún caso. El mayor riesgo reside en Misiones y Corrientes...

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