Reflexiones sobre el Mayo Francés del 68

AutorMirador Internacional Revista Científica

“Somos realistas, queremos lo imposible”

Quienes vivimos esa época como propia y soñábamos con un mundo mejor, adelantándonos a los Foros Sociales Mundiales que sostienen, con razón, “otro mundo es posible”, presentamos el diálogo o la confrontación enter dos pensadores alemanes, ambos de extracción cristiana.

Opinión de Oskar Negt

Apoyando a los estudiantes que se rebelaban, Oskar Negt ganó en los años 60 esa autoridad que le permitió acompañar los acontecimientos críticamente y conservar una sana distancia, y que hoy le permite defender el 68 en forma irrestricta.

Oskar Negt es un sociólogo de gran reputación. Nacido en 1934, hizo su doctorado en 1962 bajo la tutela de Theodor Adorno, antes de asistir a Jürgen Habermas, uno de los Filósofos modernos más importantes de Alemania. En 1970 empezó su profesorado en sociología en la Universidad de Hannover.

Contra las armas nucleares

Con voz tranquila, Negt explica su versión de los acontecimientos del 68. “El de 1968 fue un movimiento extraparlamentario con protestas contra la guerra y la política de armamento nuclear. Fue un movimiento altamente político”, dice.

También refuta las acusaciones de que la unión de estudiantes socialistas (SDS) -de la que fue miembro en aquellos tiempos-, quería acabar con la democracia parlamentaria en Alemania. “Circulan muchas tonterías sobre eso. Quien acusa a los líderes del SDS de haber protestado por una democracia popular no sabe que el SDS fue una organización socialista muy crítica y en ninguna forma comparable con los grupos comunistas.

En su opinión, las protestas del 68 generaron muchos logros. Se reclamaron derechos de libertad y Negt piensa que la República Federal de Alemania cambió absolutamente con respecto a leyes y derechos. “El liberalismo que había sido olvidado fue retomado”, afirma.

El 68 rompió el silencio

Sin perder la serenidad, Negt pasa a un ataque frontal contra sus contrincantes de entonces: “El 68 ayudó a finalmente enfrentarse de manera crítica con la historia alemana, con los crímenes que casi habían sido olvidados. “La época de Adenauer fue un tiempo de represión mental. Allí estuvo el movimiento del 68 para romper ese silencio.”

Además, recalca Negt, “el movimiento pacifista, el movimiento antinuclear y el movimiento ecológico son fruto de las protestas del 68.” Para Negt, los acontecimientos del 68 simbolizan un impulso de democracia básica. Según él, por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial la sociedad alemana mostraba la voluntad de discutir en universidades y escuelas y reclamaba una nueva forma de cogestión. “Queríamos democracia como forma de vida.”

Opinión de Gerd Langghuth

Cuando no está...

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