La república de la realidad virtual

Somos un país de película. Una nación que se piensa a sí misma como un megafilm narcisista, con falsos actores no muy buenos, pero que se creen los mejores, y que representan, convencidos de su genialidad, los mismos papeles repetidos y estereotipados, según la melodía impuesta en los últimos años, en tanto resuenan aplausos interesados de los actores de verdad, que actúan de público.Con un énfasis impostado se busca sorprender a una platea ávida de novedades reales, pero al que fatigan con los cuentos de siempre. "El mismo perro, pero con distinto collar", solía decir Perón en su tiempo, menos pendiente de tantas pantallas, y donde la nada misma, que ahora campea tan desfachatada, era más difícil de disimular.Como si hubiese querido recuperar el tiempo perdido http://www.lanacion.com.ar/1501621-la-presidenta-sufrio-otra-lipotimia-y-debio-suspender-su-actividad la imagen y la palabra de la Presidenta nos atravesaron varias veces durante la semana que pasó. En su movido caleidoscopio, inauguró desde Villa Martelli el pabellón argentino en la Bienal de su deseada Venecia; juntó a productores y artistas para que aplaudiesen el anuncio de un polo audiovisual que ya existe (y de algo, sí, ciertamente valioso como otorgarles a esos contenidos la entidad de industria) y nos regaló un nuevo "desliz" en su entusiasta papel de animadora presidencial cuando presentó a un vecino de Misiones agradecido de acceder por primera vez a la luz eléctrica, aunque ya gozaba de ella desde hace varios años.Son las desventajas de vivir dentro de un constante Truman Show sin escapatorias ni feriados: muchos cortos salen fallidos y hay algunos insufribles largometrajes, pero todos cuentan con efectos especiales y ¡hasta con 3D! El género del terror es el que, involuntariamente, mejor nos va saliendo por ahora, pero es tan intensa la práctica en la que estamos nacionalmente sumergidos que la posibilidad de mejorar el estilo podría estar pronto al alcance de nuestra mano. El golpe de suerte inesperado, tan a la argentina, que en el momento menos pensado nos lleve del actual marasmo creativo a estar en un pie de igualdad con Hollywood. Por el momento eso no será posible: hay un molesto delay que nos separa del progreso real al que la Presidenta se empeña en repetirle, pero por ahora sólo de palabra: "Adelante, adelante" (que conecta, déjà vu mediante, con el "adianchi, adianchi", del Manosanta que encarnaba Alberto Olmedo, indudablemente, parte de una misma picaresca).Terminamos de...

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