Un programa de cinco meses para poder ponerle un freno a la inflación

Firmado el preacuerdo con el FMI, con la convergencia del déficit fiscal a 0,9% del PBI y a una emisión monetaria de 0% para 2024, la única forma de mantener el objetivo primordial de la política -que es mantener el crecimiento- con reducción del gasto real es deflacionar la economía. Como esto no es posible, no existe otra opción que intentar que los precios no suban; o sea, frenar la inflación.

Ya arrastrábamos una situación de marcado desajuste macroeconómico, en la que resultaba imposible utilizar al 100% las herramientas lógicas de política económica. Y había que pensar nuevas soluciones. El ordenamiento realizado en el preacuerdo respecto del déficit fiscal y de la emisión monetaria es ahora el único camino para diseñar el programa sustentable.

Y para detener la inflación, el primer paso es derrumbar las expectativas que ella potencia. La primera tarea es lograr que la gente vea que sucedió lo que esperaba (que el Gobierno reconozca la desvalorización monetaria). La segunda es que la gente se dé cuenta de que el Estado fue capaz de hacer que no se provocara el daño que se esperaba.

En consecuencia, un programa compatible con el preacuerdo firmado debería comenzar con un tramo de cinco meses, con pautas definidas que den previsibilidad. Sería suficiente un período que comience en marzo y concluya en julio.

Se debería anunciar una devaluación gradual del tipo de cambio oficial, que sería de 6% desde el 1º de marzo y así seguiría durante 5 meses, a razón de 6% por mes, para concluir en 30% el 1º de julio.

Para los insumos importados usados para producir, el tipo de cambio quedaría con el valor actual. Y las operaciones financieras seguirían concretándose vía dólares MEP, CCL, etcétera. La diferencia con la situación actual sería que quedaría una franja más, la de los insumos importados, que quedaría dependiente del movimiento del tipo de cambio oficial actual. Para el resto de los bienes quedaría la tabla de devaluación explicada, de 30%.

Esta medida produciría una señal clara de convergencia paulatina a la normalización cambiaria. Pero su objetivo principal sería dotar de mayor ganancia a los exportadores. El impacto inflacionario debería mitigarse con acuerdos de cupos para el mercado interno a precios que no obstaculicen el incremento de la oferta de bienes y con congelamientos de salarios, haberes y subsidios, hasta el 30 de julio, y con una constante articulación para contener el impacto inflacionario del achicamiento de la brecha...

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