El problema no es el sindicalismo, son algunos sindicatos

24 de agosto de 2022, 9.43am, me llega un mensaje con un video: "Estoy por despegar, mirá". Abro el video, desde el fondo de un avión lleno se ve el pasillo. Veo gente con la mano levantada: "1, 2, 3, 4, 5,...14, 15. 15 pasajeros que vuelan por primera vez. ¡Felicitaciones!", dice la azafata de una aerolínea low cost por el altoparlante.

No es la primera vez que veo esta imagen, ni el primer video que me mandan en estos últimos años. La gente se sigue sorprendiendo, y yo también. Desde que abrimos los cielos y desregulamos el mercado aerocomercial, después de haber dado una enorme lucha, millones de argentinos viajaron en avión y muchísimos miles lo hicieron por primera vez.

Hoy, a pesar del cierre de El Palomar y la gran pérdida que eso significa para la conectividad de las provincias, y para el crecimiento y el empleo de toda la zona, y a pesar de amenazar con imponer nuevamente un piso tarifario con lo que eso implica para la competitividad entre las aerolíneas y el precio de los pasajes, con sorpresa y alegría veo que FlyBondi tendrá 10 aviones para fin de este año y JetSmart 8 aviones. Veo que en FlyBondi ya tendrá empleadas 1250 personas en forma directa, lo que significa otros 4000/5000 en forma indirecta, y que en JetSmart trabajan más de 300 personas y estaríamos hablando de otros 1500 puestos en forma indirecta. Quiero decir: con todo en contra, las compañías low cost en la Argentina no sólo transportan millones de personas, no sólo conectan provincias y no sólo demuestran que hay otra forma de viajar que es más económica y eficiente, sino que han generado entre 7000 y 8000 puestos de trabajo genuino y de calidad, de los que necesita nuestro país.

Lo paradójico de esto, es que algunos sindicatos, como el de pilotos de Biró (APLA), han hecho lo imposible para que estos 7000 puestos de trabajo no existan. Hicieron paros, manifestaciones, metieron miedo a la población y miedo en la opinión pública afirmando que los aviones se iban a caer y eran inseguros, con el único objetivo de que no se generen puestos de trabajo fuera de su control. Este es el problema, no el sindicalismo. El problema son estos sindicatos que, acostumbrados a manejar a voluntad lo que pasa en su sector y viéndose amenazados por el crecimiento de la industria de la que son parte, en lugar de ver cómo pueden ayudar a que crezca el país, haya más puestos de trabajo y sus afiliados tengan más oportunidades, se...

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