La primavera no discrimina

Está a punto de ocurrir. Quizás este año no lo noten, por las mil distracciones que nos embargan a diario. No hay problema. Se repetirá durante varios días, y cualquiera de estas nochecitas, cuando el aire se olvide de ponerse fresco, advertirán esa vibración propia de todo despertar. Habrán de percibir un perfume que el cuerpo parecía haber olvidado, pero que durante meses echamos de menos. Es el perfume de los brotes incontables. Es el perfume de la vida. De la primavera.La pequeña cabernet sauvignon -que Sebastián Ríos me regaló el año pasado y que prendió con franqueza y celeridad- empezó estos días a desperezarse de nuevo. Era un esqueje tímido, no más que un palito seco. Ahora tiene tres ramas orgullosas cubiertas de yemas. De la noche a la mañana serán hojas.Me han prometido, dicho sea de paso, una parra de uva chinche, como la que tenía mi abuelo Torres y con la que hacía un vino que solo los más valientes osaban beber. Era su forma de probar a los hombres. Eso, y sus besugos a la cacerola.Muchos fresnos están repletos de unas protuberancias raras; son ejemplares machos y esas son sus flores. Las hembras, cargadas de las semillas del año pasado, aguardan. Si alguna vez dudan qué árbol poner en el jardín, elijan un fresno. Crece muy rápido; su sombra es la más fresca de todas; su madera no es quebradiza, y en otoño se vuelve puro oro. Al envejecer, el tronco se torna oscuro, casi negro, y el contraste entre su follaje amarillo y la corteza nocturna resulta hipnótico. Viven mucho tiempo (entre 200 y 300 años) y ofrecen pocos contratiempos. Yggdrasil, el inmenso árbol de la vida que para la mitología nórdica existía en el centro del universo, era, claro, un fresno. Solo en Estados Unidos se calcula que hay 8000 millones de fresnos; sin embargo, un escarabajo amenaza ahora ese inventario, valuado en 282.000 millones de dólares.El loto, en mi rudimentario estanque, ya ha estirado sus primeras hojas flotantes, que surgen como lanzas tiernas del barro primigenio. De ahora en más -me apunta una querida amiga-...

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