La Presidenta necesita cuidar sus nuevas reservas

Cuando tuvo que definir la condición humana, José Ortega y Gasset acuñó una frase memorable: "Yo soy yo y mi circunstancia". El yo de su definición aludía a la parte más estable, aunque no inmutable, de la realidad binaria que nos constituye, que forma nuestra "identidad", a la que otro filósofo, Robert Nozick, definió diciendo que, en virtud del principio de identidad, cada uno de nosotros es lo más próximo que hay a lo que a nosotros mismos éramos ayer. Pero el concepto orteguiano de la vida humana incluye un segundo elemento que ya no es estable sino variable: el giro incesante del círculo que nos rodea, de nuestra circunstancia .Apoyados en esta idea, podríamos intentar ahora otra definición esta vez política de la actualidad que circunda a la presidenta Cristina Kirchner a partir de la súbita muerte de Néstor Kirchner, de la cual ayer se ha cumplido un mes. Mientras que el "yo" político de Cristina fue lo más próximo que hubo, aparte de él mismo, al "yo" político de Néstor, la "circunstancia" que ahora rodea a la Presidenta se aleja en cambio a pasos agigantados de la circunstancia que rodeó a su marido. Por más que ella quisiera prolongar cuanto pudiera la memoria de Néstor, un realismo inevitable la urge ahora a examinar con especial cuidado las exigencias distintas, casi opuestas, de su propia circunstancia.Para medir la distancia que hoy separa la circunstancia de Cristina de la circunstancia de Néstor, podríamos recurrir a un cálculo electoral. En 2007, Cristina obtuvo el 46 por ciento de los votos con la ayuda de un eslogan que al fin resultó fallido: "El cambio recién empieza". Mientras Néstor estuvo a su lado, empero, nada cambió entre 2007 y 2010; diríamos más bien que entre estas dos fechas la presidencia de Cristina sufrió dos embates que la presidencia de Néstor no había conocido: en 2008 la derrota frente al campo y en 2009 la derrota en la elección parlamentaria en la cual el caudal electoral del kirchnerismo descendió del 46 al 25 por ciento. Ante cada dificultad, empero, Kirchner doblaba la apuesta. Llevado por su empecinamiento, el propio Néstor se propuso como candidato para la elección presidencial de 2011. Pese al "huracán a favor" de una economía basada sobre el alza espectacular de los precios de nuestras exportaciones agropecuarias, el intenso esfuerzo de Kirchner por recuperar las cifras de 2007 resultaba, a la hora de su muerte, insuficiente.De Néstor a CristinaGracias al Pacto de Olivos que forjaron Carlos Menem y Raúl...

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