El Pombero como arquetipo del traidor

AutorJosé Arnaldo Gómez

Los mitos conllevan siempre creencias que norman la conducta, ofrecen premios y castigos o aclaran algo que nos podría explicarse de otra manera. Aceptados por el pensamiento popular, todos utilizan el miedo como intangible arma. Si caemos en sus redes, quedarán enredadas nuestras ideas en sus antojos. Si usamos el raciocinio se liberarán nuestros ríos interiores.

La mente, individual o colectiva, es el Centro donde nace crece y se desarrolla la Conciencia que, a su vez, es el punto obligado donde se entrecruzan todas las coordenadas de nuestras ideas, creencias y sentimientos.

En el caso del Pombero, siguen insistiendo en su existencia física. Tanto es el afán por que realmente sea así, que terminan por verlo y hasta palparlo. Aún después de darles una explicación razonable, preguntan sobre si existe o no. La respuesta es: Si se cree, existe. Si razonamos, no. En cambio, como Mito sí existe. Aún está vigente.

Los guaraníes, utilizaron inteligentemente los mitos para regular sus relaciones entre comunidades y establecer normas de conductas. Lo demuestra el cambio de objetivo del Jaguar Azul y de las funciones del Kurupí, después de la llegada de los españoles. Para desenmascarar al español, inventaron a Jasykatere, al descubrir el doblez de los tupinamba, crearon el Pombero.

El Pombero es arquetipo del traidor. Siguió existiendo en la memoria como el entregador. En la actualidad, está en plena vigencia. Vemos con claridad la similitud con aquellos de antaño. Actualmente, suman millones. Hablan de cuidar palomas de la justicia, pero una vez en el poder o en connivencia con quienes lo manejan, resultan ser los traidores de siempre. Venden sus palabras, malversan los fondos públicos y nos entregan a la voracidad de intereses espurios. Se los reconoce con cierta facilidad, aunque saben mimetizarse y saben mentir.

Son los obsecuentes, serviles y coimeros beneficiarios del despilfarro de los bienes públicos. Semejantes a los primigenios murciélagos, enemigos del saber, riñen entre ellos por los mendrugos que tiran los poderosos. Merecen ser ajusticiados por las poderosas garras del Jaguar azul o que Kurupí los castigue como él sabe hacerlo. Quizás así, podamos aliviar a nuestras sociedades de tanta corrupción.

Si...

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