El polémico reparto de la millonaria caja del Congreso

El Congreso, y el Senado en particular, mantienen un nivel estrafalario de gastos cada vez más difícil de sostener. Con este argumento, la vicepresidenta Gabriela Michetti ordenó la semana pasada el despido de 2035 empleados en la Cámara alta, pero lo cierto es que el presupuesto legislativo contiene gastos millonarios por demás polémicos que bien pueden recortarse si se pretende que la poda en el personal no sea tan drástica.

Para empezar, el presupuesto del Senado que aprobó el kirchnerismo para este año es un 82 por ciento más alto que el de 2015. Pero lo insólito del asunto no es sólo lo desmesurado del aumento, sino que es mayor que el de la Cámara de Diputados, pese a que es tres veces más pequeño. En efecto, para 2016 se le asignaron a la Cámara alta 5051 millones de pesos, mientras que la Cámara baja tendrá una partida de casi 4000 millones.

Otro gasto increíble es el de la biblioteca del Congreso. El kirchnerismo le destinó $ 1032 millones para este año, un presupuesto que es dos veces y media mayor que el de la Biblioteca Nacional, la más importante del país.

Hay más. Por gestiones de Amado Boudou y Julián Domínguez, los cuatro gremios legislativos vienen recibiendo un plus presupuestario de casi 200 millones de pesos mensuales. Bien es sabido que los sindicatos "de la casa" supieron ser sostenes políticos de los ex presidentes del Senado y de la Cámara de Diputados. De hecho, fueron impulsores entusiastas de la precandidatura de Domínguez a la gobernación bonaerense.

Los favores se pagan con favores: en julio pasado, por medio de la resolución 003/15 -a la que tuvo acceso LA NACION pues no se trata de una resolución pública-, Boudou y Domínguez ordenaron destinar el equivalente al 2% de la masa salarial del Congreso a los gremios de la casa. El motivo (o excusa) es que el Estado contribuya a los servicios de educación, turismo y acción social que ofrecen los sindicatos.

Barriles sin fondo

Las comisiones bicamerales son, también, un barril sin fondo. Se reúnen apenas dos o tres veces al año, pero cada una cuenta con un presupuesto propio millonario. Por ejemplo, la comisión bicameral de seguimiento de los organismos de inteligencia tiene $ 10,6 millones para gastar este año; en 2015 se reunió apenas dos veces. La comisión que revisa los decretos de necesidad y urgencia (DNU) recibirá $ 6,7 millones, mientras que la encargada de supervisar los fondos de la seguridad social, $ 10,7 millones.

Otro punto delicado son las...

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