Pelea existencial: ser madre o triunfar en el ring, el dilema

Su forma de ver la vida poco tiene que ver con lo que fue. Las cosas simples ya no son tan simples. Los hechos que hasta ayer eran primordiales e impostergables hoy no lo son. El boxeo, el anhelo de pelear en Las Vegas... Todo es poca cosa comparado con el nuevo sueño. El ring ya no es su hábitat. Los golpes sordos de las sesiones de entrenamientos están suspendidos. Esas manos que para impulsar su destino se movían brutales y frenéticas como armas debajo de los guantes hoy están desnudas para acariciar con suavidad su vientre. Allí crece Ariagna Morena, la niña que nacerá dentro de tres meses y a quien su madre, , ya imagina. Quiere verla y abrazarla. Cambiarla, educarla, acompañar su crecimiento...

Es una chica de barrio, boxeadora y campeona del mundo, que a los 30 años dejó de lado su ascendente carrera. Dice que está frente al mejor título que puede obtener una mujer. "La ansiedad que tengo por que nazca la beba supera ampliamente la que tuve los días previos a pelear por el título mundial. Nunca imaginé que estar embarazada me haría más feliz que boxear", admite Bopp, mientras se le dibuja una enorme sonrisa.

Sanguínea en el ring, amable y pícara en la vida, es una de las 23 campeonas mundiales que dio el boxeo nacional. Ningún otro país suma tantas mujeres ganadoras de cinturones mundiales. No está nada mal si se tiene en cuenta que esta disciplina, que se reglamentó en los Estados Unidos a comienzos de los 90, sólo dejó de estar prohibida en nuestro país para las damas en 2002. Hubo que superar muchas barreras. Culturales, principalmente. Los cuestionamientos fueron amplios. Se señaló que era una aberración desde lo estético. Se sugirió que era una peligrosa rareza desde el punto de vista médico.

Superados los impedimentos legales, el boxeo femenino se asume ahora como algo más normal. Las convenciones sociales y las tipificaciones, sin embargo, pueden permanecer latentes por mucho tiempo. ¿Es posible hacer convivir femineidad con una actividad tan agresiva? Nelly Giscafré, la psicóloga que trabaja en el Centro de Alto Rendimiento Deportivo (Cenard), lo explica: "En una boxeadora pesa mucho la decisión de ser madre. Por lo general, cargan con el estigma de ser machonas y poco femeninas. Una boxeadora es una mujer a la que le gusta el boxeo. Y no por eso va a dejar de ser femenina y muy buena madre. Hay detractores que las estigmatizan inútilmente sin reparar en que son mujeres que sienten como cualquier mujer normal. Nada tiene que ver la pasión por un deporte con la elección de ser madre".

Para Yésica Bopp boxeadora, también existe "la Tuti" mujer, sexy, capaz de derribar prejuicios. No pierde su sensualidad. Y no tiene que ver con la fiereza que puede adquirir cuando pisa el ring. "El hecho de ser boxeadora no quiere decir que pierda rasgos o costumbres femeninas, al contrario? Hagamos lo que hagamos, si somos femeninas no vamos a perder...

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