El paro, ¿una válvula de escape o solo el comienzo?

Los líderes de la apuestan sobre seguro. Arriesgar capital no es lo suyo. Desde el día en que lanzaron el que se concreta hoy sabían que estaban dadas todas las condiciones para que sus pronósticos sobre la masividad del acatamiento se cumplieran ampliamente. No solo por el seguro de inmovilización que ofrece la adhesión de los gremios del transporte. El "éxito" de la tercera huelga cegetista de la presidencia de no sorprenderá a nadie. Lo curioso será, sin embargo, que no incomodará siquiera a los principales destinatarios de la protesta: Gobierno y empresarios. Hasta podría decirse que en la Casa Rosada y en el Ministerio de Trabajo la miran con simpatía. Ni hablar de los sectores más opositores al macrismo.

Con la paralización casi total prevista fuera de discusión, la discrepancia se da tanto sobre las causas como respecto de los efectos y sus significados. La discusión de fondo es si con este comienza una escalada de protestas sindicales y sociales o si se trata solo de una válvula de escape.

Cualquiera podrá imaginar que el Gobierno se inclina por la hipótesis de que el paro sin movilización es la mejor forma que encontraron los sindicalistas más moderados para sacarse de encima la presión de sus pares, de las organizaciones sociales, de las agrupaciones de izquierda y de la Iglesia, que los hostigan con la acusación de ser funcionales al macrismo, antes que una respuesta a demandas incontenibles de sus bases.

Menos esperable tal vez sea saber que coinciden con el calificativo de válvula de escape muchos de los líderes de la CGT que convocaron para hoy a la huelga. Es probable que sepan no solo lo que piensan sus bases, sino también lo que reciben los encuestadores de las principales y más confiables consultoras. Quizás una de las pocas excepciones en la cúpula sea Juan Carlos Schmid, quien, ya enterrado su sueño de ser el Saúl Ubaldini de este tiempo, se destaca como embajador de la Iglesia bergogliana ante el sindicalismo tradicional, como lo escenificó durante el fin de semana en las combativas jornadas de la Pastoral Social.

Tiene lógica la actitud de la central obrera en la que predominan "los Gordos": las consecuencias de la devaluación y de la aceleración de la inflación en el consumo y el empleo todavía no se verifican en toda su magnitud, y menos en su potencialidad. Dos encuestas de los últimos días, una de Poliarquía y otra de Isonomía, muestran un repunte de la imagen del Gobierno y de sus principales dirigentes después de...

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