La pantallase vuelve ansiosa, y el público igual

Cualquier televidente de a pie a esta altura maneja los números, las tendencias y las perspectivas del rating televisivo con la misma soltura y el mismo interés que los profesionales del medio. A primera vista se trata de una desmesura, porque el público no tiene por qué contagiarse de la ansiedad de los programadores. Ese comportamiento se contagia con facilidad y una epidemia de este tipo se hace imposible de controlar.

Las cosas se complican porque el rating es el resultado diario del estado de ánimo de los televidentes y en tiempos como los actuales ese temperamento resulta más incierto que nunca, tal como se ve en las planillas. ShowMatch es el ejemplo más claro: de un día para el otro puede subir o bajar cuatro puntos en el rating promedio, muchísimo para un programa de emisión diaria que es líder en el horario central.

Las oscilaciones impresionan. Esta semana, ShowMatch ganó con holgura el martes con 18.3 de rating promedio. Y anteayer quedó tercero en las mediciones del día con 14.1, detrás de Educando a...

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