Otros paisajes para otras sonoridades

El verano es un tiempo ideal para descubrir nuevas músicas y nuevos festivales. Si no tenés planes, podés iniciar aventuras sonoras en territorios desconocidos o ajenos naturalmente al ritmo de las grandes ciudades. Algunos son festivales novedosos, surgidos al calor de experiencias como las que dejaron eventos como el Fifba, en La Plata, que no tiene fecha de realización hasta el momento, o encuentros originales que movilizan a pequeñas comunidades, como el Mucho Gustock, en San Martín de los Andes, o el Festival Nómade, del otro lado de la Cordillera. En otros casos son festivales con una mayor tradición, como el Encuentro de Copleros de Purmamarca, que permiten reflexionar sobre las identidades regionales. Elegí tu propio destino musical, o aventura.

Mucho Gustock

En el paraje de Villa Meliquina, ubicado a 36 km de San Martín de los Andes sobre el circuito de los Siete Lagos, el festival Mucho Gustock se empieza a transformar en un ineludible espacio de cruce entre la música, la cocina y las artes visuales, en un ambiente de atmósfera neohippie. Con sólo 100 habitantes permanentes, la villa alimentada a base de energía eólica recibirá por segunda vez este encuentro interdisciplinario de artes al lado del lago Meliquina.

La base del festival es la música de sonoridad ancestral y nuevos ritmos digitales. La selección para esta segunda edición reunirá artistas como Chancha Vía Circuito, Barrio Lindo, Villa Diamante, Moya y Smink, Yuco, Sof Tot, Kaleema, Shona y Weste, que cruzarán tradición y vanguardia, folklore y hip hop, cumbia y música electrónica. En el predio donde se realiza el festival se puede acampar libremente a metros del escenario. Aprovechando el entorno natural, se organizarán caminatas guiadas por la montaña y durante las noches se realizarán observaciones guiadas de las estrellas, sonorizadas por los productores electrónicos invitados (12 y 13 de enero, Villa Meliquina, Neuquén).

33er. Encuentro de Copleros

Con el telón de fondo de los cerros de siete colores, la pequeña comunidad de Purmamarca, enclavada en la puerta de entrada de la quebrada de Humahuaca, al borde de la ruta 40, asiste todos los segundos viernes de enero a un ritual colectivo sorprendente. De los cerros y pueblos circundantes bajan los copleros -paisanos, agricultores y pastores- que anónimamente guardan un tesoro cultural que retrocede hasta antes de la conquista española.

Se carnean corderos, se hace un locro comunitario, se bebe chicha, se masca coca y...

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