Órganos: donar y donar

No es sencillo llevar la cuenta de cuántas veces desde estas páginas abordamos este tema, si hasta asumimos que es probable que la lectura se interrumpa pronto. No queda mucho nuevo por decir y justamente en eso radica la enorme responsabilidad que los medios tenemos para evitar que decaigan las acciones dirigidas a sembrar conciencia sobre la importancia de una cultura de donación activa de órganos.

Una vez más, elegimos asignar este espacio para instar a la acción. Desde 1998, cada 30 de Mayo se conmemora el Día Nacional de la Donación de Órganos y Tejidos. La fecha recuerda el día en que nació el hijo de la primera paciente trasplantada de hígado en la Argentina, en el Hospital Argerich, un centro de salud público. Bien vale la celebración en tanto refuerza la convicción de que, afortunadamente, es posible vivir y dar vida después de un trasplante. Pero es también un llamado al compromiso personal.

El Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (www.Incucai.gov.ar) reporta diariamente la situación en nuestro país. Hoy casi 8000 personas dependen de un órgano o tejido para vivir o mejorar su calidad de vida. Cada cinco horas, un trasplante tiene lugar, pero apenas 233 personas fallecidas han sido donantes en lo que va del año. Casi el 70% de los casos se resuelven en el ámbito privado y sería deseable aumentar la práctica en el ámbito público, haciéndola más accesible para todos. Estadísticas que lejos de ser números nos hablan de vidas, pero que encierran también muchas pérdidas que podrían haberse resuelto de manera diferente si hubiera mayor adhesión a la donación de órganos.

Este año, el eje de la comunicación está en la educación y se difundirá por las redes sociales acompañándolas con hashtags como #YoEducoPorLaDonación, #SoyDonante. Estudiantes, docentes y familias de todo el país están invitados a sumarse realizando actividades en el aula y compartiendo mensajes positivos con la comunidad sobre la donación y el trasplante de órganos, tejidos y células. Es importante que las nuevas generaciones crezcan en una nueva cultura en la que lo natural sea donar. En la que un familiar sumido en el dolor de una pérdida, lejos de oponerse muchas veces a una voluntad expresada en vida, encuentre en la donación de los órganos de la persona fallecida una cuota de consuelo y alivio al encender en otro una esperanza.

Debemos dejar atrás los...

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