La OEA frente a la Unasur

Mientras se desarrollaba la última crisis política en Ecuador, el pasado 30 de septiembre, la CNN le preguntó a Hugo Chávez si el tema se trataría en la Organización de los Estados Americanos (OEA). El presidente de Venezuela respondió que la OEA no servía para nada, y que lo tratarían los presidentes en la reunión de la Unión de Naciones del Sur (Unasur).Pero, ¡oh sorpresa!, el Consejo Permanente de la OEA se reunió inmediatamente y ese mismo día, a las 17, aprobó por unanimidad una resolución condenando cualquier intento de alterar el orden democrático y apoyando al gobierno del presidente Correa. Por su parte, los presidentes (no todos) de la Unasur, por sugerencia del presidente peruano, Alan García, lograron reunirse y aprobar una declaración en Buenos Aires recién pasada la medianoche, cuando la crisis había terminado.¿Qué puede hacer la Unasur que no pueda hacer la OEA en caso de un intento o golpe de Estado? No mucho, más allá de condenar, repudiar y llamar al retorno de la institucionalidad democrática. Podrán amenazar a los golpistas con suspensión, aislamiento político diplomático y sanciones económicas (caso Honduras). Pero no podrán enviar una fuerza militar para sostener o restaurar un gobierno democrático. Los dos entes tienen los mismos límites en sus posibilidades de acción.Los dos son clubes de Poderes Ejecutivos. En caso de que haya una crisis entre poderes que amenace el orden democrático en un Estado miembro, ninguno permitiría en su seno escuchar la voz de otro poder del Estado, y menos todavía si el propio Poder Ejecutivo es el causante del conflicto. Ninguno refleja la democracia interna de sus miembros, aunque el propósito de ambos es defender la democracia representativa, que consagra la separación e igualdad de poderes.Ambos son entes intergubernamentales, no supranacionales. Sus decisiones resultan de las negociaciones entre los Poderes Ejecutivos. Si no hay consenso entre ellos, no hay acción colectiva. Los dos enfrentan la tensión entre el principio de la no intervención y el compromiso de promover la democracia. Nadie puede "intervenir" en los asuntos internos de un miembro sin un consenso generalizado. Sus secretarios generales no son autónomos ni pueden decidir qué hacer sin un mandato específico.Pero hay una diferencia importante: la Unasur no tiene la institucionalidad ni los instrumentos jurídicos diplomáticos vinculantes que tiene la OEA, resultado de una evolución institucional de más de cien años.Para salvaguardar y...

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