Nicolas Roeg: el cineasta que 'cayó' a la Tierra y dejó huella

Tal vez el dato biográfico más importante de la carrera cinematográfica de Nicolas Roeg haya sido su exitoso tránsito de director de fotografía a cineasta. Este cambio de rol, poco habitual y con pocos ejemplos favorables, llevó al artista británico, que acaba de fallecer, a los 90 años, a un indiscutible pedestal. La mejor etapa de su filmografía (toda la década del 70 y los primeros años de la siguiente) define a Roeg como uno de los directores de mayor potencia y expresividad visual de su tiempo. Un mérito que se prolongó: como señaló Gregorio Belinchón en El País, el estilo de Roeg marcó con mucha fuerza la obra de algunos colegas de fuerte personalidad cinematográfica que llegaron después, como Paul Thomas Anderson, Danny Boyle y Christopher Nolan.Nacido en 1928 como Nicolas Jack Roeg, tuvo el primer (e informal) contacto con el mundo del cine como proyectorista en su Londres natal. Allí inició su larga carrera en 1947, trabajando como aprendiz de edición y, unos años más tarde, en varios oficios (encargado de claqueta, asistente de iluminación) en la filial londinense de los estudios MGM. Su primer trabajo más o menos relevante lo encontró en el área especializada de lentes ópticos dentro de la segunda unidad del rodaje de Lawrence de Arabia (1962). De allí, luego de otras experiencias menores, saltó a la escudería de Roger Corman, a quien ayudó a construir el extraordinario marco visual de La máscara de la muerte roja (1964).Para rastrear las influencias de la futura obra de Roeg como cineasta, además de Corman habría que sumar a otros destacados directores con los que trabajó en esa etapa, como su coterráneo Richard Lester, en Algo gracioso sucedió camino del foro (1966), y François Truffaut, en Fahrenheit 451 (1966). El nombre de Truffaut conecta a Roeg con la nouvelle vague francesa, una de sus grandes referencias, aunque el estilo narrativo fragmentado y veloz que caracterizó luego la obra de Roeg aparece más cercano a los primeros trabajos de Godard.De a poco, Roeg fue construyendo su estilo, derivado de todas esas influencias más el uso intenso del color como elemento clave de su impronta narrativa y un acento muy fuerte en el efecto que provocaba en la audiencia su audaz combinación entre misticismo, cierta mirada intelectual a la moda y un erotismo fuerte, tan dispuesto a jugar al borde de lo explícito que por mucho tiempo se creyó que la célebre escena sexual entre Donald Sutherland y Julie Christie en Venecia rojo shocking...

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