La obcecación del Gobierno y las dudas de la oposición

Dos fábulas podrían ayudarnos a entender lo que pasa en la Argentina actual. La primera fábula, que algunos atribuyen a Esopo y otros no, lleva por título La rana y el escorpión . A la segunda fábula, que ya nadie atribuye a Esopo, podríamos titularla La rana complaciente .Cuenta la primera fábula que un escorpión le pidió un día a una rana que, subiéndolo sobre su lomo, lo ayudara a cruzar el ancho Nilo. Recelosa, la rana se negó al principio hasta que el escorpión le dijo que no debía temer porque si la picaba en medio del río ambos perecerían; la rana por el veneno del escorpión y éste porque no sabía nadar. Calmada por estas palabras al parecer razonables, la rana empezó a cruzar el Nilo con el escorpión a cuestas hasta que, súbitamente, éste la picó. Cuando ambos estaban padeciendo cada cual su propia muerte, la rana increpó al escorpión por su locura, a lo que éste respondió que la tentación de picarla había sido demasiado fuerte porque "estaba en su naturaleza".El error de la rana fue no advertir a tiempo que el escorpión, si bien era capaz de pronunciar palabras razonables, no era capaz por eso de una conducta razonable frente al impulso irresistible de su naturaleza.La segunda fábula narra que, acuciado por el hambre, un viajero pretendió cocinar una rana arrojándola de improviso a una sartén de agua hirviente. En un instante, la rana saltó del recipiente. Habiendo aprendido esta lección, el viajero puso enseguida a la rana en una sartén de agua tibia. La rana se dejó llevar entonces por la grata sensación del agua templada sin advertir que su aparente bienhechor aumentaba gradualmente la temperatura del recipiente hasta que la pobre rana se durmió y murió casi sin darse cuenta, por haber incurrido en complacencia .El gradualismoContando con el doble efecto del "viento a favor" de los precios de la soja y del impacto emocional de su viudez en un país solidario como el nuestro, Cristina Kirchner pudo haber presidido la Argentina con prudencia, sin otro anhelo que construir un gobierno moderado, congruente con las instituciones republicanas. Pero esta perspectiva razonable "no estaba en su naturaleza". Ella aspira, al contrario, a ejercer un gobierno absoluto, sin restricciones legislativas o judiciales. La obcecación en buscar una ambiciosa meta como ésta que demostrará ser, finalmente, de imposible cumplimiento es pese a ello una marca indeleble del autoritarismo kirchnerista.Esta observación podría llevarnos a pensar que la empresa...

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