Los misterios de la campaña electoral part-time de Cristina

Le cuesta encontrar su papel. entra y sale de la campaña presidencial como si fuera un proyecto ajeno. , visitando a su hija , apenas conectada a la política por unos pocos llamados de teléfono al día a su candidato y, sobre todo, a su hijo . Abandona a menudo las redes sociales. Sus apariciones públicas se limitan a las presentaciones de su libro de memorias.El peronismo la observa intrigado, sin acertar del todo cuánto hay de estrategia en el juego de la expresidenta. "Hubo una decisión inicial obvia de dejarle el protagonismo a Alberto para construir su autoridad, pero después nunca se concretó del todo qué lugar iba a ocupar ella en la campaña", explica un dirigente involucrado desde principios de año en el proyecto opositor.La discusión se reproduce hasta el infinito dentro y fuera del Frente de Todos: ¿se esconde Cristina tácticamente, para después acaparar el poder? ¿O realmente se imagina como una referencia de segundo plano, dispuesta a facilitar el gobierno de un "amigo" con quien llegó a tener diferencias abismales? "Es simple. Ella está superada por la situación judicial, pasa más horas con sus abogados que con referentes políticos. Y la salud de la hija la compromete anímicamente más de lo que muchos creen", responde un hombre que la trata periódicamente. "Está en la campaña hasta donde puede".Hasta cierto punto resulta inmanejable. La lógica de su paso hacia abajo en la fórmula presidencial apuntó a transmitir moderación, pero no tuvo reparos en mostrar que ella manda más que nadie cuando tocó armar las listas legislativas y las llenó de incondicionales de línea dura. A su candidato lo hirió en la línea de largada. No sale casi en los spots de campaña y solo irá a un puñado de actos oficiales, pero en cada presentación de deja frases que espantan a votantes ajenos a la grieta.Fue todo rapidísimo. La invención de un candidato, la escritura de una nueva narrativa de mesura, la negociación contra reloj de un ensamble político. La batalla se les vino encima con el proyecto a medio hacer.Entre los dirigentes del kirchnerismo ampliado se comenta con agobio la dinámica caótica que los lleva hacia las elecciones. Alberto Fernández se propuso ser su propio jefe de campaña, un rol que conoce mejor que el de candidato. Quienes lo frecuentan describen a un hombre estresado por la cantidad de tareas que acumula. Y atribuyen a ese estado algunos errores no forzados de estos últimos días, como su destrato a periodistas que le hicieron...

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