El misil catódico que nunca fue

Militarismo teatral, intimidación de la mirada, puesta en continuado para lograr la estupefacción de las masas, telerrealidad pánica que prolonga la obscenidad cotidiana.El inspiradísimo arquitecto, urbanista y filósofo de los medios, las ciudades y la velocidad, Paul Virilio, desliza estos y otros vertiginosos conceptos en su tan breve (129 páginas) como meduloso libro Ciudad pánico (Capital Intelectual, Buenos Aires, 2011), un relato alucinante y sombrío, que por momentos parece asomarse al fin de los tiempos y que, como no podía ser de otra manera, repara más de una vez, en el http://www.lanacion.com.ar/1405092-nueva-york-blindada-a-horas-de-la-ceremonia-por-los-atentados ."El escenario terrorista es primero filmado -escribe Virilio- y luego puesto en continuado. Es la gran novedad de la exclusiva televisiva del http://www.lanacion.com.ar/1404914-la-gran-manzana-despues-de-lo-peor con relación al bombardeo atómico [de Hiroshima], que junto con el de Nagasaki puso fin a la guerra del Pacífico."Los bombardeos aéreos de la Segunda Guerra Mundial y el ominoso hongo nuclear eran escenas que veíamos esporádicamente en el cine y más tarde en la televisión, pero tranquilizaba la lejanía temporal y física con esas catástrofes ajenas sufridas en otros tiempos y por pueblos remotos.Pero los argentinos también tenemos nuestros propios bombardeos documentados: el de la marina, en 1955, contra el gobierno peronista sobre la Plaza de Mayo y la Casa de Gobierno, que ocasionó tantas bajas civiles, y los de la Guerra de las Malvinas, en 1982.La primera guerra del Golfo, en 1992, estilizaría con sus haces luminosos la guerra convencional minimizándola, de alguna manera, para el televidente que fisgonea desde su comodidad hogareña, en un inofensivo videogame que tampoco en nada lo modifica ni lo inquieta.Pero el http://www.lanacion.com.ar/1404855-la-conmocion-del-11-s inaugura otro tipo de ataque: el del avión/misil, que conlleva un nuevo formato mediático, rara combinación de reality show apocalíptico en tiempo real y superproducción de película de catástrofe, que se ve con mucho menos alivio.Es que la intempestiva entrada en cuadro del segundo avión para incrustarse en el corazón económico del imperio americano parece también querer traspasar el vidrio del televisor para impactar en nuestra conciencia con un nuevo miedo, inasible y definitivo.El 11-S nos interpela a todos por su sencillez diabólica y porque su espectacularidad mediática nos involucra y compromete...

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